Una vez más Audi y Peugeot se vieron las caras para medir fuerzas en las 24 Horas de Le Mans 2011. Equipos y pilotos llegaron a La Sarthe preparados hasta los dientes para enfrentar la dura contienda y lograr la victoria.
La alemana Audi arribó con un nuevo auto, el R18 y una nueva tecnología de fabricación ligera que colocó a su auto como el más liviano de los últimos tiempos pesando tan solo 900 kg. A pesar de que el auto se mostró competitivo ganando la pole días antes, la confiabilidad de dicha máquina era una incógnita que tuvo que ser puesta a prueba al día siguiente durante la carrera.
Por su parte Peugeot llegó con un auto maduro y bien balanceado que a comparación de sus rivales ya había demostrado la confiabilidad y deportividad en pruebas y carreras anteriores. Dicha situación colocó a la francesa como favorita para repetir el triunfo que se habían llevado en el 2009 y que el año pasado por una pieza defectuosa se le escapó de las manos cuando se encontraban dominando.
El domingo por la mañana mientras continuaban los preparativos de la prueba y el reloj se acercaba a la hora de inicio, la tensión entre ambas marcas se hacía cada vez más notorio. Audi largaba desde la pole seguido muy de cerca por los autos de Peugeot.
Cuando se dio comienzo a la carrera, ambos equipos instantáneamente comenzaron a separarse del resto del pelotón escribiendo su propia historia, sin embargo no faltó mucho para que se suscitara el primer “susto” de la carrera cuando Allan McNish chocó fuertemente contra la barrera de contención. Afortunadamente para el piloto el accidente no pasó a mayores y pudo salir por su propio pie, pero ese o sería el último descalabro de la alemana durante la prueba.
Las horas continuaron con Audi y Peugeot enfrascados en un duelo hasta que cayó la noche. En esos momentos, cuando la pista estaba siendo invadida por la neblina vino el segundo accidente en donde se vio involucrado el segundo R18 de Mike Rockenfeller.
Habiendo pasado el trago amargo de la pérdida de dos de sus tres autos, Audi siguió con un ritmo avasallador implantando tiempos por vuelta impresionantes. Justo detrás suyo Peugeot trataba de darles alcance sin resultados favorables.
Al final y a pesar de la presión que impuso la francesa en las últimas vueltas, la alemana Audi cruzó la meta en primer lugar completando un total de 355 giros para llevarse una victoria más en La Sarthe. Peugeot tuvo que conformarse con un amargo segundo puesto y el análisis obligado de lo que salió mal.
Al final, la alemana además de mostrar una vez más su superioridad, también dejó en claro la calidad en la seguridad de sus autos, los cuales a pesar de haber sufrido tremendos accidentes lograron mantener a sus pilotos intactos.
Una vez más y tras 24 extenuantes horas, la fiesta de la velocidad y la resistencia llegó a su final (el más cerrado de los últimos tiempos) dejando un muy buen sabor de boca a todos los asistentes que se dieron cita en el famoso trazado.
Les dejamos un video del accidente de McNish y de Rockenfeller.
Este viaje para realizar la prueba extrema de la Volkswagen Amarok, el test mas duro y exigente de todos los que haya hecho Automóvil Panamericano a lo largo de los 17 años de su existencia, supone unos de esos instantes inolvidables. No por la prueba en sí, que también, sino por lo que quienes hemos tenido la oportunidad de formar parte de ella hemos podido vivir.
No resulta una actividad común navegar por un río, el Mackencie, y aparecer en el Océano Glaciar Ártico. Menos lo es todavía si se decide tomar una ruta de hielo por encima del río y llegar hasta este océano, que por estas latitudes se llama Mar de Beaufort. La experiencia de rodar por las carreteras de hielo oceánicas es única: algo parecido a volar sin alas. Miedo, adrenalina, todos los sentidos alertados por ver que pasa. Y no ocurre nada, simplemente vas. No pasa nada. Sabes que si el hielo se rompe tu muerte se produce en un par de minutos. Pero eso no ocurre nunca, casi nunca. Las carreteras de hielo están diseñadas y construidas con mucha más ciencia y destreza de lo que nunca una persona que viva entre los paralelos 50 norte y sur, en latitudes normales, pueda imaginar. Nunca se puede imaginar “navegar” con un auto. Y si navegar es surcar ríos y mares, podemos decir que hemos navegado con un auto. La primera parada sobre el hielo aclara todas las dudas. El grosor que tiene la placa puede medir desde uno hasta seis metros. Nada que temer. Pero debajo de ti hay peces.
En esta ambiente y con una temperatura media de 25 grados centígrados bajo cero y un viento a velocidad indeterminada, pero muy fuerte, la vida aquí se hace extremadamente dura. No sólo para las personas, también para los autos, que tardan más o menos una hora en alcanzar una buena temperatura de trabajo, el aceite está muy denso, los líquidos a esa temperatura ambiente. Y la Amarok sigue viva y todo hace indicar que no se va a rendir nunca. Es una roca. Un auto que no ha dado ni un solo problema en esta larga travesía de América del Norte. Y ha tenido motivos para quejarse de varias cosas. Hoy hemos detectado un ruido cuando la suspensión trasera se comprime. Las ruedas iban cargadas de hielo por el interior del rin (ese peso añadido es pésimo para el funcionamiento del auto, ya que se trata de masa no suspendida y afecta de forma notable al rendimiento de suspensiones) las hemos limpiado y parece que ya ha desaparecido o al menos mitigado. Los consumos también nos están dejando muy sorprendidos. Con la resistencia añadida que suponen las llantas para nieve y la propia nieve, estamos consiguiendo medias de 9 km/litro. Muy bien. No tanto el precio del diesel por estas zonas: 1.7 dólares canadienses (22 pesos).
Estamos en el ecuador del viaje. Hemos llegado a la punta norte de América. Más arriba, sólo el mar. Ya no hay asentamientos humanos. Queda regresar. Ahora rumbo sur para concluir en 15 días en Cancún. Viva el mundo, viva la vida.
Como ya lo habíamos comprobado desde que llegara al mercado hace tiempo, el R8 es de esos deportivos que hacen todo bien, gracias a un bastidor muy bien afinado que le confiere un desempeño neutral, predecible y hasta seguro. A diferencia de otros deportivos de cepa pura como un Porsche 911 o un Lamborghini Gallardo (con el que comparte una buena cantidad de elementos mecánicos), el R8 nos hace sentir que somos casi pilotos, ya que sus reacciones no son broncas y el margen de error es incluso amplio.
Bien, todo eso que aprendimos del coupé se repite al pie de la letra en el Spyder; un coche que igual nos permite rodar al límite en un circuito, o calmadamente para desplazarnos del punto A al B.
Y es que al igual que en su hermano no convertible, el Spyder tiene un efectivo sistema de suspensión de dureza variable que con sólo pulsar una tecla, cambia de forma instantánea el comportamiento del coche, especialmente notorio a la hora de entrar en una curva o de rodar sobre asfalto irregular. Esto se consigue gracias a la utilización de amortiguadores con fluido magnetorreológico, que contiene partículas metálicas que son estimuladas a través de imanes. Este sistema también lo emplea el TT y modelos de otras marcas como el Corvette.
Desde luego, en un auto que costará poco menos de 200 mil dólares en nuestro mercado, la lista de equipamiento es muy abundante, e incluye recubrimientos de piel para asientos y tablero, aplicaciones de fibra de carbono y aluminio, interfaz MMI con sistema de navegador y sistema de audio con amplificador, climatizador, computadora de viaje y asientos eléctricos con memoria, entre otros. Como detalle curioso, el R8 Spyder tiene de serie faros de LEDs, que sustituyen a los de xenón siendo los primeros más eficientes en consumo de energía y poder lumínico.
Pero por increíble que parezca, lo mejor del R8 no es ni su estilizada figura, ni el equipamiento, sino lo que está justo detrás de los asientos. Un magistral V10 que conforme subimos de vueltas nos entrega una auténtica melodía que nos invita a hundir el pedal del acelerador una y otra vez; vamos, que no se antoja encender el estéreo en ningún momento. Este poderoso V10 de 525 hp trabaja en conjunto con una caja robotizada de un solo embrague que, aunque no hace los cambios tan rápidos como en una PDK, resulta lo suficientemente satisfactoria para mantenernos con una permanente sonrisa en la cara.
Otro aspecto que también se puede destacar del R8 es el sistema de frenos, dotado de enormes discos perforados en las cuatro esquinas y pinzas de ocho pistones en el tren delantero. Un sistema que probamos en pista y que nos dejó maravillados por su interminable resistencia a la fatiga y su capacidad de recuperación. Y si ese excelente sistema no le parece suficiente (que seguro lo será para el 95% de los compradores), se ofrece como una opción de 14 mil dólares el irrompible e invencible sistema de discos carbonocerámicos, libres de fatiga y con una vida útil estimada en 300 mil kilómetros.
El máximo exponente de deportividad de Audi está en México, y listo para hacer frente a rivales de la talla de Porsche 911 Turbo y alguno que otro rezagado F430; ambos descapotables.
Como ya lo habíamos comprobado desde que llegara al mercado hace tiempo, el R8 es de esos deportivos que hacen todo bien, gracias a un bastidor muy bien afinado que le confiere un desempeño neutral, predecible y hasta seguro. A diferencia de otros deportivos de cepa pura como un Porsche 911 o un Lamborghini Gallardo (con el que comparte una buena cantidad de elementos mecánicos), el R8 nos hace sentir que somos casi pilotos, ya que sus reacciones no son broncas y el margen de error es incluso amplio.
Bien, todo eso que aprendimos del coupé se repite al pie de la letra en el Spyder; un coche que igual nos permite rodar al límite en un circuito, o calmadamente para desplazarnos del punto A al B.
Y es que al igual que en su hermano no convertible, el Spyder tiene un efectivo sistema de suspensión de dureza variable que con sólo pulsar una tecla, cambia de forma instantánea el comportamiento del coche, especialmente notorio a la hora de entrar en una curva o de rodar sobre asfalto irregular. Esto se consigue gracias a la utilización de amortiguadores con fluido magnetorreológico, que contiene partículas metálicas que son estimuladas a través de imanes. Este sistema también lo emplea el TT y modelos de otras marcas como el Corvette.
Desde luego, en un auto que costará poco menos de 200 mil dólares en nuestro mercado, la lista de equipamiento es muy abundante, e incluye recubrimientos de piel para asientos y tablero, aplicaciones de fibra de carbono y aluminio, interfaz MMI con sistema de navegador y sistema de audio con amplificador, climatizador, computadora de viaje y asientos eléctricos con memoria, entre otros. Como detalle curioso, el R8 Spyder tiene de serie faros de LEDs, que sustituyen a los de xenón siendo los primeros más eficientes en consumo de energía y poder lumínico.
Pero por increíble que parezca, lo mejor del R8 no es ni su estilizada figura, ni el equipamiento, sino lo que está justo detrás de los asientos. Un magistral V10 que conforme subimos de vueltas nos entrega una auténtica melodía que nos invita a hundir el pedal del acelerador una y otra vez; vamos, que no se antoja encender el estéreo en ningún momento. Este poderoso V10 de 525 hp trabaja en conjunto con una caja robotizada de un solo embrague que, aunque no hace los cambios tan rápidos como en una PDK, resulta lo suficientemente satisfactoria para mantenernos con una permanente sonrisa en la cara.
Otro aspecto que también se puede destacar del R8 es el sistema de frenos, dotado de enormes discos perforados en las cuatro esquinas y pinzas de ocho pistones en el tren delantero. Un sistema que probamos en pista y que nos dejó maravillados por su interminable resistencia a la fatiga y su capacidad de recuperación. Y si ese excelente sistema no le parece suficiente (que seguro lo será para el 95% de los compradores), se ofrece como una opción de 14 mil dólares el irrompible e invencible sistema de discos carbonocerámicos, libres de fatiga y con una vida útil estimada en 300 mil kilómetros.
El máximo exponente de deportividad de Audi está en México, y listo para hacer frente a rivales de la talla de Porsche 911 Turbo y alguno que otro rezagado F430; ambos descapotables.
“Ladies and gentleman”, ya se está construyendo a mano y a toda velocidad el nuevo Viper en la planta Conner Avenue, la casa de los Viper desde 1995. Y decimos “a toda velocidad” porque de seguro Grupo Chrysler no se dará abasto para producir el que quiere ser el deportivo gringo más deseado.
Sus números, como era de esperarse: impresionantes. Monta un V10 todo de aluminio y ensamblado a mano de 8.4 litros con 640 caballos y 600 lb-pie de torque. Esta última cifra hace que el del Viper sea el motor de serie con aspiración normal más poderoso del mundo. Sus mejoras con respecto a los motores anteriores incluyen un múltiple de admisión más liviano y con un diseño que permite un mejor flujo, pistones forjados de alta resistencia, y nuevos catalizadores.
Los ingenieros de la marca afirman que el chasis viene mejorado en su construcción, ahora es muchísimo más rígido (hasta en un 50%) y es también bastante más ligero (45.5 kilos). A esta reducción de peso ayuda también la carrocería que está fabricada con partes de fibra de carbono y de aluminio.
En lo que respecta a seguridad activa, cuenta con control de estabilidad, control de tracción y un nuevo sistema de frenos ABS de cuatro canales. Las suspensiones también han sido rediseñadas y entre sus novedades están (en la version GTS) los amortigadores Bilstein DampTronic Select, que permiten escoger al piloto entre dos modelos de conducción, uno para calle y otro para pista.
Y aquellos que criticaban el agarre de sus llantas… ahora monta unas P Zero diseñadas específicamente por Perelli en monstruosas medidas 295 para el eje delantero y 355 para el trasero.
Por dentro viene más refinado, los materiales y acabados ya no son plásticosos, por el contrario, son de primera calidad. En la version GTS todas las superficies vienen en piel y tanto la consola como los asientos y las puertas, combinan colores que le dan al habitáculo una sensación muy deportiva.
Destacan los asientos que son Sabelt (los que usa Ferrari en sus autos) de construcción ultraligera fabricados de Kevlar y fibra de vidrio, con enormes soportes laterales. También sobresale la comodidad en la posición de manejo, pues los asientos son más bajos y en total hay 9 centímetros extras para las piernas.
Al centro, el tablero cuenta con una pantalla táctil de 7 pulgadas a color que sirve de panel de instrumentos personalizable. En ella se muestra un tacómetro análogo y un velocímetro digital. También se puede leer toda la información del veículo mediante íconos diseñados para ofrecer una lectura fácil y rápida. El conductor puede cnfigurar la pantalla para que muestre la información como él la quiera.
Y por si fuera poco, sistema Uconnect, estéreo Harman Kardon, radio satelital, control crucer, y launch control, son otras de las agradables sorpresas que tiene el Viper para sus próximos clientes.
SRT también ha pensado en las carreras y se ha aliado con Riley Technologies para desarrollar la version GTS-R que será la que compita en la American Le Mans Series y otras carreras GT.
Nacido el 18 de enero de 1940 en la Ciudad de México, Pedro Rodríguez fue uno de los pilotos mas destacados nacional e internacionalmente habiendo competido en diversas categorías como F1, Le Mans, Can Am, NASCAR, etcétera.
Su pasión por el automovilismo deportivo lo llevó a conquistar varios triunfos de talla internacional hasta que el 11 de julio de 1971 encontró la muerte a bordo de un Ferrari 512M del equipo Herbert Müller en una carrera de exhibición en Alemania.
Desde muy pequeño el y su hermano Ricardo mostraron grandes cualidades en la especialidad deportiva haciéndose del título de campeón de motociclismo a la corta edad de 13 años antes de pasar a los autos.
Su debut dentro del automovilismo internacional en 1975 lo dio gracias a la oportuna intervención de su padre Pedro Natalio Rodríguez Quijada quien se encargó de impulsar la carrera de sus hijos rentando y comprando autos de la talla de Porsche, Ferrari, etcétera.
Un ñao más tarde Pedro y Ricardo intentaron competir juntos en la afamada competencia de resistencia de las 24 Horas de Le Mans con poco éxito. El reglamento de ese entonces prohibía la participación de pilotos tan jóvenes como Ricardo y su hermano tuvo que hacer mancuernan con Jose Behra, hermano del famoso Jean Behra.
Al año siguiente la dupla Rodríguez consiguió inscribirse en la justa francesa a bordo de un discreto OSCA 750 marcando así el nacimiento de un hito dentro de La Sarthe. Pedro logró vencer en la difícil carrera diez años después a bordo de un Ford GT40 Mk 1 del equipo Wyer-Gulf acompañado de Lucien Bianchi tras 14 años ininterrumpidos de participación.
Su carrera en la Máxima Categoría trajo consigo también un sin fin de éxitos convirtiéndose en el primer volante mexicano en ganar una prueba dentro del campeonato de F1. En 1967 Pedro a bordo de un Cooper-Maserati se llevó el Gran Premio de Sudáfrica en el circuito de Kyalami. Años más tarde se encontraría con su segundo triunfo, ahora manejando para el equipo BRM en 1970 sobre el complicado trazado de Spa Francorchamps.
Su asombroso dominio bajo la lluvia lo convirtió en una leyenda dentro de su generación corriendo para equipos como Ferrari y Porsche, consiguiendo con éste último el campeonato mundial de autos Sport a bordo de un impresionante 917.
Su vida la dedicó en cuerpo y alma al automovilismo deportivo y fue éste mismo el que desafortunadamente le quitaría la vida un 11 de julio e 1971 cuando se encontraba participando en una carrera de Interserie como piloto invitado a bordo de un Ferrari en el circuito de Nüremberg, Alemania.
Actualmente su legado se mantiene intacto como el mejor piloto mexicano de la historia. Un caballero fuera de las pistas y todo un guerrero dentro de éstas. Un hombre al cual sus rivales le respetaban y le admiraban y que curiosamente era reconocido por que viajaba a todos lados con un pequeño frasco de salsa Tabasco para condimentar su comida.
Hoy, tras 40 años de su lamentable deceso su nombre sigue vigente en los anales de la historia nacional e internacional y aquí en Automóvil Panamericano le dedica unas cuantas líneas como reconocimiento al más grande.
Entra al mercado con la directa puesta. Aunque también con la indirecta. Hablamos de renovación… y hablamos también de inyección. Porque si, tras cuatro años en el mercado, el Audi A5 ya era líder en ventas entre los coupés, no había mucho que tocar: simplemente nuevas ópticas y defensas modernizan hoy el conjunto por fuera, mientras que por dentro se perfeccionan ajustes, hay más variedad de inserciones, algún mando rediseñado y un nuevo volante de base plana.
Continuismo en Audi, como en una gama mecánica, eso sí, revisada para adaptarse a nuevos y más limpios tiempos. Como en sus diesel, con menos fricciones y más suavidad, o en sus S5, todos ya con motor V6 de 333 hp en lugar del anterior y más grande V8.
Claro que la palma se la lleva esta vez su motor de entrada de gasolina: el conocido 1.8 TFSI que ahora, mucho más sofisticado, se rediseña en el Audi A5 por completo para combinar inyección directa e indirecta (la primera trabaja a bajos y altos regímenes, la segunda a media carga), adoptando también un nuevo turbo para conseguir rápidamente una presión estable de 1.3 bares, distribución de alzada variable Valvelift y 2 árboles de equilibrado. La teoría prometía un 20 por ciento menos de consumo oficial y más par y potencia. Pero… ¿y en la práctica?
Como un tiro
En el Audi A5 Sportback, este motor supera todas las expectativas. O casi todas. Porque si el 1.8 TFSI ya era elástico, ahora nos obsequia hasta un 30 por ciento más de fuerza a bajo régimen, ofreciendo un constante empuje en toda su banda de uso.
Tan operativo es desde la arrancada, que nos llega a confundir con un diesel, y no sólo porque su cambio manual de 6 relaciones monte desarrollos tan largos casi como en un TDI, sino porque puede con ellos: tanto y tan bien estira que, como en un diesel, a menos ya de 3,000 rpm nos incita a cambiar de marcha… cuando aún por delante hay recorrido hasta las 6.800 rpm de corte.
Increíble su respuesta, como cuando llegas en ciudad al cruce y corres el riesgo a que se cale. Tan poco suena y vibra, y tan bien aguanta el bajo régimen, que necesitas mirar el cuentavueltas para no creer ir en marchas inferiores. Siempre hay empuje, por lo que a su tracción delantera le cuesta en ocasiones también asumir tanta potencia.
La conclusión es que su rendimiento no sólo es muy superior al anterior 1.8 TFSI de 160 hp (al que mejora hasta en 2 segundos sus adelantamientos, por ejemplo) sino prácticamente idéntico al 2.0 TDI de 177 hp al que supera incluso en empuje en las primeras 500 rpm de giro, llegando a correr igual y con mejor capacidad hasta de recuperación.
Por último, poco que apuntar en el rediseñado Audi A5 en cuanto a comportamiento, ya que, esta vez, con nuevos resortes y amortiguadores en la suspensión trasera, nueva dirección eléctrica de gran tacto y más ligereza en el tren delantero, al contar ahora con aletas de aluminio, el A5 no hace sino apuntalar su ya muy buena dinámica. Además, apoyado también con buenos y grandes neumáticos 245/40 R18, sobresale también en frenada: buen tacto, mordiente y resistencia para detenerse desde 140 km/h en unos muy ajustados 70 metros.
Pero, aunque esta versión Sportback sea más práctica por sus 5 puertas, con portón trasero y buena cajuela (440 litros), y ahora ofrezca en opción también la posibilidad de convertirse en el primer A5 con 5 plazas, no hay que olvidar que hablamos al final de un coupé deportivo. Y de los grandes.
Un primer stint de carrera muy bueno por parte de Checo Pérez fue totalmente desperdiciado por su equipo quien le hizo un mal trabajo en su primera parada de pits, haciéndole perder 3 posiciones cuando los cálculos indicaban que terminaría en la séptima posición. El mexicano había arrancado en la doceava posición y llegó a colocarse cuarto antes de que empezara a perder terreno con los pilotos que ya habían hecho su parada de pits.
Pérez entró en la vuelta 18 para cambiar a los neumáticos supersuaves los cuales no mostraron el rendimiento esperado ya que se degradaron antes de tiempo, y tuvo que acortar su stint para entrar por última vez a boxes en la 33 de las 53 vueltas que se dieron al trazo de Yeongam, quedándose a solo 3 décimas de segundo de conseguir un punto, ya que tuvo una pelea por esa última unidad con Lewis Hamilton que perdió rendimiento debido a que un pedazo de pasto artificial se incrustó en su pontón derecho.
Para su compañero de equipo las cosas fueron peores ya que en la arrancada, se tocó con Nico Rosberg y con Jenson Button, a quienes les destrozó la carrera. Kamui fue penalizado pero al cabo de otras vueltas, tuvo que abandonar debido a que su C31 tenía problemas mayores debido al contacto mencionado.
La carrera ha sido ganada por Sebastian Vettel quien es ahora el nuevo líder del campeonato, a seis puntos de Fernando Alonso quien cedió el liderato ante el alemán. Segundo fue Mark Webber quien no opuso resistencia en la primera curva para dejar pasar a Vettel. Alonso los acompañó en el podio.
La polémica en Ferrari se desató una vez más ya que Felipe Massa, quien terminó cuarto, mostró un ritmo de carrera impresionante que sin duda le hubiera permitido rebasar a Alonso y con alguna posibilidad de alcanzar a Mark Webber, pero su equipo le pidió que se mantuviera en el ritmo de Alonso para evitar rebasarlo.
Lewis Hamilton ha quedado lejos en los standings al finalizar décimo luego de una carrera en la que tuvo un problema con la suspensión trasera que le aquejó incluso antes de que en las últimas del Gran Premio, capturara un pedazo de pasto artificial. El inglés es cuarto en la general con 158 puntos, a 62 del ahora líder Sebastian Vettel.
En dos semanas será el Gran Premio de la India y con el ritmo que mantienen los Red Bull y sobre todo, Sebastian Vettel, el alemán podría coronarse en Estados Unidos.
Estos son los resultados del GP de Corea.
Pos |
Piloto |
Equipo |
Tiempo/Retiro |
||
1 |
1:36:28.651 |
||||
2 |
+8.2 secs |
||||
3 |
+13.9 secs |
||||
4 |
+20.1 secs |
||||
5 |
+36.7 secs |
||||
6 |
+45.3 secs |
||||
7 |
+54.8 secs |
||||
8 |
+69.5 secs |
||||
9 |
+71.7 secs |
||||
10 |
+79.6 secs |
||||
11 |
+80.0 secs |
||||
12 |
+84.4 secs |
||||
13 |
+89.2 secs |
||||
14 |
+94.9 secs |
||||
15 |
+96.9 secs |
||||
16 |
+1 Lap |
||||
17 |
+1 Lap |
||||
18 |
+1 Lap |
||||
19 |
+2 Laps |
||||
20 |
+2 Laps |
||||
Ret |
Throttle |
||||
Ret |
+39 Laps |
||||
Ret |
Accident |
||||
Ret |
Accident |
||||