Sucedió en el condado de Fairfield, en Estados Unidos. El infractor fue un anciano grabado por las cámaras de seguridad recorriendo con su silla eléctrica una autopista en el estado de Connecticut, pero sin recibir una multa.
Mientras el iba a una velocidad muy lenta, a su costado pasaban decenas de automóviles que pudieron haberle quitado la vida al arrollarlo si es que alguno de los conductores hubiera perdido el control del vehículo.
La historia termina con buen resultado, la Policía intervino al hombre en silla de ruedas y lo auxilió aunque no pudo imponerle una multa, ya que lo interceptaron cuando había salido de la autopista.