Nissan March: prueba a fondo

Publicado el 26/02/2011 21:15

Unidad probada

173,900 pesos

Rango de precios

De 116,900 a 173,900

 

NOS GUSTA

Imagen coqueta

Manejo divertido

Espacio interior

 

NOS GUSTARÍA

Frenos ABS

Estabilizadora adelante

Retrovisores más grandes

 

INTIMIDADES

Hay suficientes portavasos, pero sólo acomodan envases pequeños.

La computadora de viaje es completa, aunque su accionamiento compromete: el botón está justo al centro de los relojes.

El segundo eje monta frenos de tambor; las economías de ahorro se imponen.

El volante de tres brazos posee un estilo limpio, muy agradable y alejado de la saturación botonera de estos días.

El asiento abatible es de una pieza, bien para la acción, no tanto para repartir carga.

La rueda de refacción es completa, muy agradecida para los automovilistas que buscan el máximo provecho de su dinero.

 

Si bien la notable calidad de los automóviles ensamblados en nuestro país ha permitido colocarnos como una atractiva opción de fabricación en serie, todavía hay sorpresas interesantes en nuestra industria. Prueba de ello es la consolidación de Nissan con la producción de su más reciente apuesta en el segmento de los subcompactos: el March, o Micra como es conocido en los mercados asiáticos.

La planta de Aguascalientes tiene la gran oportunidad de construirlo para todo el mundo, por lo cual pudimos conseguir esta primicia no sin ciertos ruegos e insistencias para con los responsables de la marca hasta que obtuvimos este preserie apreciado en las gráficas, algunas distorsionadas para efecto de magnificar sus atributos de espacio e imagen.

IMAGEN COQUETA

Lo primero que resalta del March son los faros, grandes, sin cortes dramáticos, más bien bulbosos. Hacen perfecto juego con la parrilla mínima y una fascia de boca grande, que en combinación con el cofre crean la ilusión de un rostro feliz. Una premisa muy japonesa.

Por cierto, nuestro ejemplar analizado monta un kit aerodinámico que incluye alerón posterior, faldones y etiquetas que resaltan su carácter juvenil. Es posible que sin éste el March común pierda parte del encanto de esta primera impresión.

De costado, las formas lucen más normales y el techo posee una ligera curva justo donde inicia el poste C, que resulta agradable y diferente a la vista. Curiosamente, en la parte media del techo existen unas nervaduras concéntricas que le dan un toque inusual, muy al estilo del diseño nipón de los últimos tiempos. Finalmente, sus calaveras armonizan muy bien con el medallón. Fresco.

Respecto al interior, los ensambles no generan ruidos desagrables mientras los plásticos gustan al tacto y el estilo, si bien no arranca suspiros, cumple adecuadamente las expectativas del cliente de subcompactos.
La posición de manejo nos remite al Tiida por su altura y mucho espacio alrededor, cuya impresión repite en los asientos traseros. Muy bien por Nissan, porque los asientos ofrecen un mejor soporte que los menos cómodos del Tiida.

Si miramos el equipamiento, surge una contradicción. Por un lado, posee un equipo de sonido decente y extras agradables como ventanillas eléctricas y seguros automáticos. Pero lo incomprensible es la disponibilidad de bolsas de aire frontales frente a la carencia de sistema ABS. Esto distorsiona la percepción de la marca para con el consumidor nacional, pues pareciera que no reconoce las ventajas comerciales asociadas de ambos elementos de protección contra impactos, dejando como ignorante al futuro comprador de este nuevo March. Un punto fácil de mejorar, sobre todo en la consideración de la nueva plataforma, llamada V internamente.

CONDUCCIÓN VIVAZ

Gracias al asiento elevado, el control del March hacia adelante no presenta dificultad alguna en núcleos urbanos. Se domina desde los primeros kilómetros y la retroalimentación de la dirección resulta suficiente para colocar el auto donde queramos, una cualidad obligada para un automóvil de corte citadino. No obstante, los retrovisores externos resultan justos en pasos estrechos, pues no ayudan tanto ya al estacionarse, ya al incorporarse a una vía rápida.

En asfaltados más amplios, el March exhibe una buena marcha en virtud de una suspensión cómoda, relativamente suave pero no aislada. La combinación con la buena sensación del volante concede una conducción a gusto en esos tramos rápidos de la ciudad. Esta circunstancia explica el lema que despliega el pequeño anagrama cercano a la calavera derecha: Pure Drive (Conducción Pura).

Este “mantra” pierde su prometedora pretensión en caminos sinuosos donde aflora el subviraje, muy evidente al trazo inmediato de curvas cerradas, y al surgimiento de un claro balanceo de la diminuta carrocería, que condiciona en serio la conducción veloz. Sólo reditúa el manejo divertido pero sin exigencias.

Buena medida de esa actitud tradicional recae en dos elementos: El eje delantero no dispone de estabilizadora -una carencia justificada sólo en versiones austeras- mientras el segundo eje apunta por el económico esquema de ruedas tiradas, que no es malo, mas sufre con exigencias de tinte velocista.
A descargo de la actitud predecible, vale la mención de la dupla motor-transmisión.

CORAZÓN ALEGRE

El primero es un 1.6 litros de origen francés -optimizado vía admisión variable por Nissan- que eroga 106 HP. La segunda parte es una aligerada automática de cuatro escalones, que a primera vista pudiera ser insuficiente. En la práctica, es posible jugar un poco con las relaciones y mantener al cuatro cilindros en la zona óptima del par -arriba de las 3,000 rpm-, con una voluntad muy agradecida para los que aman la conducción, pese el reducido número de engranajes.
Aún con las virtudes de unas cualidades nobles y satisfactorias, el March presenta una dolencia grave para estos días: la falta de frenos ABS. Durante nuestras pruebas, las distancias fueron muy largas, con el 100 km/h a 0 en los 47 metros. Un desempeño rídiculo si vemos la modernidad de la competencia, y sobre todo, considerando que este ejemplar debe ser el tope de gama. Mala nota para Nissan.

CONCLUSIÓN POSITIVA

La presencia del March resulta clara en virtud de un mercado dominado en sus ventas en poco más del 50% por subcompactos. Esta condición permite un abanico muy grande de opciones que parten desde un vehículo básico hasta versiones atractivas sin olvidarse de las deportivas.
En el caso del Nissan, su oferta declara un automóvil urbano, coqueto, de conducción muy agradable sin pretensiones deportivas.
Todo encaja bien para el automovilista que desea algo más que un transporte, de estampa bonita, manejo divertido y un precio razonable. Sólo que ese precio, que rondará entre los 160 mil y 180 mil pesos, debería incluir los frenos ABS en la versión tope, sin dejar de lado lo que ya incluye. De otra manera, puede ser que el llamativo March no logre el efecto de una plataforma de última factura con aspecto juvenil y atractivo. Y pierda clientes potenciales, más educados en el tema del automóvil seguro de buen precio. Las caras bonitas ya no venden solas.

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