Uplander

Audi Q3 Trans China Tour: Yangshuo – Zhaoqing (día dos)


El Resort de YangShuo está a la orilla del río Lijang, famoso por estar impreso en los billetes de 20 yuans, pero también reconocido por el mundo occidental gracias a su comida, cuartos y servicio. “Nada comparado con lo que verás por la tarde cuando lleguemos a Zhaoquin, al hotel de siete estrellas”, me comenta Marcus, mi compañero alemán de viaje de nuestra revista hermana Auto Motor und Sport. Un desayuno occidental más que cumplidor me dio las suficientes energías para soportar una mañana fría, todavía con algo de jet lag y tratando de olvidar las 14 horas de diferencia con México, aunque nada fue tan revitalizante como estar sentado unos minutos en la terraza, con ese frío húmedo tan particular de la zona, con un buen café y sorprenderme con las imparables ancianas de la provincia de Guanxi navegando por el frío río apenas pasadas las siete de la mañana.

Tras un corto brief acerca de la ruta, la más larga de esta última etapa, 412 km y 5:30 horas para completar los más de 5 mil km por el sureste del país asiático con el Audi Q3 Trans China Tour, Marcus y yo llegamos a la orgullosa Q3 más sucia del recorrido y la marcada con el número 3 “es un tour” explica mi compañero al equipo de mecánicos de Audi quienes sonríen al darnos las llaves, “no se lava hasta que lo terminemos” sentencia mientras la prensa china se maravilla y toma y toma fotos de todos los detalles y mugre que portamos con orgullo. Ellos, en cambio, lavan a diario sus autos. “¿Por qué si sólo somos 20 camionetas, hay una con el número 88?”, pregunto al equipo, “en realidad es la número 14, pero en China el 4 es de muy mala suerte, mientras que el 8 significa todo lo contrario, por eso decidimos ponerle el 88”, responden, y es que para los chinos, la superstición está en todos los departamentos de su vida diaria: con los números, los colores y hasta hacia qué lado debe girar la comida en las mesas con esos enormes discos en el centro para compartir los alimentos (en el sentido de las manecillas del reloj, por cierto). Al igual que en México, si tienes el dinero suficiente puedes comprar lo que gustes y los chinos gastan fortunas en conseguir placas para su auto con la mayor cantidad de 8 posibles.

En marcha

Fuimos el primer equipo en tomar el camino junto con uno de los equipos de fotógrafos de Audi, con quienes pasamos todo el día haciendo cualquier cantidad de fotos.
 Sorprendente lo bien que trabajan aún y después de casi un mes de estar fuera de casa. La primera parte del recorrido fue por autopista, con un trazo envidiable, firme perfecto y solitaria, rodeada por enormes montañas digamos jorobadas, un valle que bien podría estar sacado de la película de Avatar. En este tramo la Q3 se mostró apetitosa, con un consumo por debajo de los 8 km/l y todavía con muchos km por delante. Dudé que llegáramos con un solo tanque considerando, además, que nos desviábamos constantemente de la ruta para realizar algunas fotos.

La comida en esta ocasión fue mejor, mucho mejor, pero con la amenza de que en el hotel de siete estrellas los alimentos eran preparados a la vieja tradición china, con todo lo bueno y malo que eso puede suponer.

Una parada obligada junto a la continuación del rio Lijang nos permitió meter en algo de arena a la Q5, que si bien no está destinada para ello, pudimos hacer un par de fotos más.
Lo más interesante llegó cuando tuvimos que salir de la autopista y tomar caminos entre pequeñas ciudades, pero de paga. Apenas 10 yuanes, pero curioso tener que pagar por caminos que son como federales, por así decirlo. Aunque hay que reconocer, que estaban en perfectas condiciones. Otra particularidad de China es que las reglas de tránsito simplemente no existen. Los rebases son por la derecha y están obligadamente acompañados de un claxonazo. Tampoco en estos caminos de cuatro carriles se utilizan los retrovisores ni las direccionales: están en cada uno de los conductores imaginar cuál será el próximo movimiento del auto más cercano. Eso sí, lo único claro es que se rebasa por la derecha.

Difícilmente se ven dos autos iguales. Son tal la cantidad de marcas y modelos, que es imposible ver dos por lo menos similares. Marcas como Faw, Chana y Geely parecen ser las más populares, pero bien nos encontramos en el camino un Mondeo nuevo, un Civic, un Chevy de primera generación, muchas Chevrolet Uplander pero bajo el sello Buick, un Roewe y hasta un Maserati.

En las ciudades de mayor tamaño la motocicleta y la bici son los medios de transporte favoritos y tampoco se rigen bajo ninguna regla. Hay quienes circulan con casco, con tres o cuatro miembros, con enormes bultos o cajas e incluso en sentido contrario u ocupando todos los carriles que les sean necesario o antojen.

Finalmente llegamos al espectacular, esperadísimo e insuperable OYC Hotek y sus famosas siete estrellas y arribamos con apenas una autonomía de 10 km. Tuve que ser bastante cariñoso con el acelerador la última parte para no tener que recargar. Al final hicimos 430 km con un tanque, nada mal, pero también debemos considerar que en muchas partes del camino la velocidad fue menor a los 60 km/h. El 2.0 Turbo de 211 HP se mueve muy bien, aunque nos confesaron que los Q3 que se produzcan China tendrán motores más pequeños. Ahora sólo llegará importado de Alemania, aunque a decir verdad, la gasolina no es tan cara en China, ronda los 14 pesos por litro.

En pocas palabras, el OYC es como un hotel de Las Vegas, pero con muy mal gusto, así es que es posible de imaginarse los detalles. Sin embargo, ya en la cena la gente de la marca me confesó que recibe el nombre de Siete Estrellas porque está en la ribera del río que tiene al fondo las montaña de las Siete Estrellas… Debí suponerlo.

Publicado el 02/10/2011 22:15

Mazda 5: prueba a fondo

UNIDAD PROBADA

Mazda5 AT, 292,990 pesos

 

NOS GUSTA

Puesta a punto del bastidor.

Practicidad del interior.

Relación valor/precio.

 

NOS GUSTARÍA

Algo más de potencia.

Frenos más resistentes.

Equipo de audio con mayor fidelidad y potencia.

 

Intimidades           

Los discos de freno tienen el mismo diámetro que en el sedán, a pesar del peso adicional del conjunto. Por eso fatigan pronto.

El equipo de audio es fácil de usar, pero la calidad de las bocinas es marginal. Tiene entrada auxiliar pero no USB.

Es 0.5 cm más larga que el Mazda3, 15 cm más alta y prácticamente igual de ancha.

La antena del radio está ubicada hacia la parte derecha del toldo, en lugar de ir centrada.

 

 

 

El segmento de las minivanes, al menos en nuestro mercado, iba prácticamente en caída libre, con ventas sistemáticamente a la baja y modelos abandonando el mercado a favor de una carrocería más popular, léase CUV o SUV. Ford y GM son buenos ejemplos, en donde sus Freestar y Uplander fueron reemplazadas por Flex (que no se vende en México) y Traverse, respectivamente.

 

Chrysler, Honda y Toyota fueron las únicas que se mantuvieron a la ofensiva, y gracias a un duro esfuerzo en diseño, tecnología, manejo, equipamiento y seguridad, lograron no sólo sobrevivir sino levantar las ventas de un tipo de vehículo que estaba casi muerto.

 

En esa misma tónica, Mazda hace lo propio al rediseñar profundamente a la 5, dejándola sola en un subsegmento (miniván compacta) en el que no compite directamente con nadie. Indirectamente puede pelear con Seat Altea XL, Mercedes Clase B y hasta con Honda Fit, cada uno con una interpretación distinta de un mismo tipo de carrocería: monovolumen o miniván.

 

COMO EL SAKE

El diseño de la Mazda5 es inconfundiblemente japonés, con una mezcla muy afortunada de trazos inspirados en los propios Mazda3 y 6, y de conceptos como Ryuga y Kazamai. Si bien es cierto que de frente se parece mucho a su hermano menor, basta con echar un vistazo a las nervaduras del costado y la parte posterior para entender su filosofía. De entrada parece muy aventurada pero es cuestión de un instante para comenzar a ver incluso anticuados al resto de sus contrincantes.

 

El interior es mucho más conservador que el exterior, llegando incluso a parecer minimalista por monocromático. Todo es negro y aunque no hay plásticos suaves, se nota una buena calidad en materiales y ensambles. No hay rebabas, vibraciones ni brillos molestos provenientes de ningún componente.

 

En materia de equipamiento no hay faltantes esenciales pero tampoco lujos. Tiene de serie climatizador automático, audio con entrada auxiliar y controles al volante, computadora de viaje, rines de aluminio de 16", sensor de reversa, luces de niebla delanteras, seis bolsas de aire y control de estabilidad. Completo aunque sin las pretensiones de las minivanes grandes: no hay puertas eléctricas, cámara de reversa, DVD con audífonos, piel, climatizador multizona, pero cumple con creces en este apartado.

 

DE LO MEJOR

Donde comienza a brillar la Mazda5 con luz propia es en cuanto a la configuración de los asientos y las posibilidades de carga. Y es que si bien el bastidor proviene del 3 –incluso mantiene la misma longitud total-, se ha estirado la distancia entre ejes unos 11 cm, con la finalidad de alojar la tercera fila de asientos que, si bien no está pensada para adultos de talla grande, servirá al menos para trayectos cortos o para acomodar a niños de hasta unos 10-12 años.

 

Pero sus atributos de practicidad no paran ahí, ya que también incluye puertas traseras corredizas al más puro estilo miniván, que además de facilitar las maniobras de carga y descarga, le permiten a la 5 acomodarse en lugares de estacionamiento relativamente reducidos.

 

Es para destacar que los cuatro asientos posteriores se pueden plegar completamente, dejando el piso plano y con una sorprendente capacidad que supera los 1,500 litros; además, los asientos de la segunda fila se pueden recorrer longitudinalmente, ampliando el espacio para piernas en las últimas plazas.

 

VIEJO CONOCIDO

Habiendo intimado profundamente en dos ocasiones ya con un par de Mazda3 en pruebas de largo plazo, el andar de la 5 nos pareció bastante conocido, fácil de llevar y muy obediente a nuestros requerimientos sentados frente al volante. De entrada, el hecho de tener exactamente la misma longitud que el sedán del que deriva –bueno, tiene 5 mm más-, facilita las maniobras de estacionamiento y permite un dominio total del vehículos en pocos minutos. Es algo más alta que el sedán, pero nada que obligue a tomar ninguna precaución al respecto.

 

Lo primero que sale a la luz es una buena calidad de marcha, que filtra bien las irregularidades del camino pero sin lancheos de ningún tipo. Seguramente la suspensión ha sido reforzada para soportar los aumentos de peso que tendrá que cargar el bastidor en relación al sedán: 155 kg sin pasajeros y hasta unos 300 extra a plena carga. El resultado es un andar cómodo y transparente, que en todo momento nos deja saber lo que sucede bajo las ruedas, apoyado por una dirección que si bien no es la más precisa que hayamos probado, resulta rápida para tratarse de una camioneta.

 

El tren motor también es bien conocido. Se compone de un cuatro cilindros en línea de 2.5 litros y sistema de apertura variable de válvulas que entrega 157 HP y 163 libras-pie de par motor, que en general parecen suficientes para mover sus poco más de 1,560 kg de peso. Como dato curioso, el mismo motor en el Mazda3 entrega 10 HP y 5 lb-pie adicionales; muy necesarios en la miniván circulando a plena carga. A este motor le acompaña una transmisión automática de cinco velocidades con modo manual que funciona bien a secas; aunque no es tan rápida ni proactiva, al menos sostiene la velocidad seleccionada sin hacer el cambio aunque lleguemos al corte de inyección.

 

Por su parte, el tacto de los frenos es correcto, con un pedal que no se hace esponjoso aún después de varias frenadas. No obstante, el sistema sí presenta fatiga aunque no lo castiguemos tanto. En la primera frenada desde 100 km/h necesitó de 45 metros, estirando a 48 en la tercera repetición. Finalmente, el consumo de combustible se quedó en 8 km/litro en ciudad, para llegar hasta casi 14 en carretera.

 

EL QUE PEGA PRIMERO…

Mazda no ha inventado el hilo negro con su miniván compacta, pero sí que se ha apoderado de un segmento de nicho que, bien explotado, le puede representar a la marca una participación de mercado muy interesante.

 

Es cierto que hay varios rivales de características similares, pero son, o bien más grandes y caros, o no tienen las puertas corredizas, o carecen de tercera fila  en menos de 4.6 metros de largo (no contamos a la Toyota Avanza en este caso porque se queda muy por debajo en potencia, refinamiento, tecnología, equipamiento, seguridad, diseño, etc.).

 

En este sentido la Mazda5 es un ejemplar único, que puede representar la alternativa ideal para una creciente familia que necesite espacio para seis, tenga un garage compacto, quiera ahorrar combustible y valore el equipamiento de seguridad por encima del suntuoso.

Publicado el 13/02/2011 20:15