Fuerza, desempeño y rendimiento son sólo algunos de los muchos atributos que definen a la nueva Pick-Up de Volkswagen, marca que busca competir con otras camionetas como la Ford Ranger, Toyota Hilux y Tacoma, Nissan Frontier y Mitsubishi L200 pero con armas tan especiales como el montar el bloqueo electrónico del diferencial y el sistema de frenos ABS como equipo de serie, sin olvidarnos que su motor de cuatro cilindros de 2.0 litros de desplazamiento con doble turbocargador, inyección directa de riel común que desarrolla 163 hp y un espectacular torque de 295 libras pie, promete recorrer más de 1,000 kilómetros con un tanque de combustible si se pisa el acelerador con finura y se usa adecuadamente la caja manual de seis velocidades.
Opcionalmente se puede pedir el control de tracción y estabilidad por unos 7,000 pesos más, seguridad que se agradece pero debería venir de serie.
La versión que tuvimos la oportunidad de probar fue la más equipada, con tracción en las cuatro ruedas y reductora que se conectan de manera electrónica por medio de un botón. El escenario de pruebas se ubicó en Xplor, un interesante parque juegos extremos ubicado en la Rivera Maya en el estado de Quintana Roo. La Amarok demostró tener capacidades suficientes para sortear todos los difíciles caminos por los que rodó sin que detectáramos rechinidos o torcimientos en la carrocería, dando una buena sensación de solidez y hermetismo, aunque nunca pudimos desarrollar más de 40 km/h. La posición de manejo se encuentra con rapidez gracias al ajuste de altura del asiento y al de profundidad del volante. El equipo de sonido tiene entrada auxiliar y de USB, lo que permite utilizar casi cualquier tipo de almacenamiento de música, además de Bluetooth para conectar el teléfono celular sin tomarlo con las manos.
Se van a vender tres tipos de Amarok en todo el territorio nacional de esta camioneta fabricada en Argentina, con precios que empiezan en 319,900 pesos de la Startline 4X2, pasando por los 389,900 de la Highline 4X2 y por último la más equipada de 439,900 pesos de la Highline 4X4. Pronto les tendremos una prueba a fondo caracterizada por nuestro rigor e imparcialidad, que le permitirá averiguar si esta Pick-Up es capaz de formar su propio camino.
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La última etapa en territorio canadiense fue mucho más sencilla que las anteriores, pues al dirigirnos hacia el sur, las condiciones del camino eran cada vez más favorables, encontrando menos hielo sobre el pavimento. Aunque esto no significó menos concentración al volante, pues por momentos apareció el tristemente célebre “hielo negro”, que es poco visible y resbaloso como pocos.
Pero justo cuando pensamos que la nieve era cosa del pasado, las montañas canadienses nos tenían reservado un último encuentro con un camino completamente nevado, aunque nada similar a lo que experimentamos en la carretera 37, que resultó meramente anecdótico, pues a bordo de la Amarok lo surcamos con aplomo y seguridad. Aunque había suficiente nieve como para encontrarnos a varios amantes de las motonieves alistándose para atacar la montaña en una zona de descanso.
Algo que vivimos frecuentemente en Canadá fue un notorio interés por la Amarok, recibiendo constantes preguntas de los viajeros que cruzábamos en las gasolineras o en la carretera, donde nos levantaban el pulgar en señal de aprobación. Incluso nos encontramos con un Porsche Cayman que, haciéndola de paparazzi, fotografió la Amarok por delante y por atrás mientras viajábamos por la carretera. Tras decidir conocer Seattle en lugar de Vancouver, nos dirigirnos a la frontera con Estados Unidos, donde los oficiales del Custom Border Patrol se mostraron curiosos sobre la Amarok, intrigados por el hecho de que hubiera una pickup Volkswagen y si ésta llegaría a su país.
El estado de Washingto, en el noroeste de Estados Unidos, nos recibió con una lluvia implacable, lo cual no nos impidió enfilarnos hacia el Public Market de la cuidad a recargar nuestros “tanques de combustible”, pues la Amarok tenía una autonomía más que suficiente para llevarnos a nuestro destino en Portland, ya en el estado de Oregon, a pesar de que la anterior recarga de diesel la hicimos en la ciudad de Kamloops, aun en territorio canadiense. En Portlando pasamos la noche antes de acercarnos a nuestro siguiente destino, el famoso parque nacional de Yosemite.
Decidimos emprender el regreso a México desde Whitehorse, Yukon, Canadá, el 24 de diciembre, pues que mejor manera de celebrar Noche Vieja que viajando a bordo de una Amarok prácticamente nueva. Especialmente para nuestro ganador, quien se puso al volante a las pocas horas de iniciada la jornada.
La meta era llegar a Dease Lake, a poco más de 600 km, lo cual nos llevó un poco más de ocho horas, pues manejar sobre una carretera nevada no es tan fácil como hacerlo sobre asfalto, a pesar de que de esta pick-up se agarra al suelo como pocas. El viaje transcuyó sin mayores incidentes, fuera de ver una cantidad de vida silvestre que da gusto: zorros, coyotes, renos, venados y unos primos de los renos que acá llaman elk.
Donde la cosa se puso peliaguda fue por la noche, pues al llegar a Dease Lake nos enteramos que no había nada abierto, fuera del hotel, lo cual para nosotros solo significó una cosa: no habría donde cargar combustible hasta el 26, cuando muy pronto.
Afortunadamente aquí fue donde comprobamos las maravillas de viajar con un motor diesel, obteniendo un excelente rendimiento de casi 13 km/l… aunque no fue suficiente para llegar a la próxima estación de servicio y, de no ser porque viajamos con bidones de diesel como precaución, nos hubiéramos quedado varados, con un panorame espectacular, pero a mitad de la nada.
Tras la poco ortodoxa recarga de diesel, nos pusimos nuevamente en marcha con la esperanza puesta en que hubiera algún canadiense que trabajara el 25 de diciembre, y lo encontramos casi 150 km más adelante, en una estación de esquí … ¡atendida por una alemana!
Tras recargar combustible –tanto nosotros como la Amarok (con un bidón extra por si las dudas, aprendimos la lección)- seguimos nuestro camino sobre la carretera 37 de Canadá, nevada de principio a fin. Una experiencia inolvidable por los paisajes, la temperatura –tres bajo cero, caliente para los locales- y la confianza de saber que la Amarok nos lleva seguros de regreso a casa (alabada sea la doble tracción, el control de estabilidad y las llantas de nieve) y sin quejarse, aunque la matemos un poco de hambre.
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Un día muy relajado para la comitiva que se dirige hacia Inuvik para probar la VW Amarok a -40C° ya que de Great Falls, Montana en Estados Unidos a Calgary, Alberta en Canadá son poco más de 500 kilómetros. Nada que asuste a los pasajeros que han hecho mucho más en días anteriores.
La parada en Calgary tenía el objetivo de completar otros preparativos para enfrentar con todas las herramientas posibles. El principal de ellos, conseguir los mejores neumáticos de nieve para nuestro vehículo y tras algunas horas de búsqueda y varios lugares visitados finalmente encontramos la medida que necesitaba la VW Amarok.
Para nuestra sorpresa, en más de un lugar nos indicaron que no tenían esa llanta por que los inventarios se les habían acabado. Preguntando un poco más descubrimos que en estas épocas en Calgary hay mucha más nieve y frío que el que nosotros experimentamos y que los locales cambian a este tipo de ruedas a finales del mes de octubre.
Mañana nos dirigimos a Prince George, en la Columbia Británica para dar por cerrada la lista de preparativos el lunes por la mañana y continuar con esta aventura de la que podrán leer más todos los días.
Las fotos oficiales de nuestro paso por Denver hicieron que la salida de esta ciudad fuera a hora tardía y a pesar de ello conductor y pasajero se hicieron a la tarea de llegar al Parque Nacional de Yellowstone para empezar a hacer pequeñas pruebas con la VW Amarok en caminos nevados y con hielo.
En el camino, se decidió cambiar de ruta por una más corta pero que nos haría pasar carreteras secundarias. Esta decisión se convirtio en un recorrido increíble y a la vez retador para los aventureros. Tras algunas horas el sol desapareció en el horizonte siendo apenas las 5:30 de la tarde y el ritmo se mantuvo hasta que la comitiva entro en un camino boscoso, con mucha nieve y hielo en el pavimento.
Esto obligo a poner el 4x4 en la Amarok, a aprovechar al máximo la iluminación disponible y a manejar con mucha prudencia y delicadeza al volante. Tras algunas horas así, el GPS nos dirigió a un pequeño pueblo que lo único que tenía abierto era la gasolinea solo iluminada para el autoservicio. Esta localidad estaba completamente cerrada por la temporada invernal que comenzó hace algunas semanas.
No hubo más que regresar y retomar el camino hasta Jackson, Wyoming para hacer un segundo intento de acercarnos a Yellowstone en nuestro paso hacia Calgary, Canadá el día de mañana.
Las fotos oficiales de nuestro paso por Denver hicieron que la salida de esta ciudad fuera a hora tardía y a pesar de ello conductor y pasajero se hicieron a la tarea de llegar al Parque Nacional de Yellowstone para empezar a hacer pequeñas pruebas con la VW Amarok en caminos nevados y con hielo.
En el camino, se decidió cambiar de ruta por una más corta pero que nos haría pasar carreteras secundarias. Esta decisión se convirtio en un recorrido increíble y a la vez retador. Tras algunas horas el sol desapareció en el horizonte siendo apenas las 5:30 de la tarde y el ritmo se mantuvo hasta que la comitiva entró en un camino boscoso, con mucha nieve y hielo en el pavimento.
Esto obligó a poner el 4x4 en la Amarok, a aprovechar al máximo la iluminación disponible y a manejar con mucha prudencia y delicadeza al volante. Tras algunas horas así, el GPS nos dirigió a un pequeño pueblo que lo único que tenía abierto era la gasolinera solo iluminada para el autoservicio. Esta localidad estaba completamente cerrada, pues la temporada invernal comenzó hace algunas semanas.
No hubo mas que regresar y retomar el camino hasta Jackson, Wyoming para hacer un segundo intento de acercarnos a Yellowstone en nuestro paso hacia Calgary, Canadá el día de mañana.
El i8 se planteó desde ceros como un deportivo con un sistema de propulsión dual, compuesto por un motor de gasolina encargado de mover las ruedas traseras y otro eléctrico conectado a las delanteras. El primero, que trabaja con una caja automática de seis cambios, es un tres en línea de 1.5 litros turbocargado con 231 caballos y 320 Nm de torque. El eléctrico asciende a 131 hp y 250 Nm. En conjunto, BMW declara 362 caballos y un par de 570 Nm (en este caso la suma de las plantas motrices si es exacta).
La estructura está compuesta de aluminio en el tren de rodaje y fibra de carbono en la celda de protección a los cuatro posibles ocupantes, este último material ahorró un 50% de masa con respecto al acero y un 30 comparado al aluminio. La distribución de pesos, muy al estilo BMW, es de un 50% entre ambos ejes.
La velocidad máxima sin emplear el propulsor de asistencia es de 120 km/h, siendo su autonomía de 35 km (sobre un total sobre 500). Con las baterías de iones de litio cargadas, el consumo medio homologado es de 40 kilómetros por litro. Dando todo su rendimiento incluyéndose el impulsor de combustión interna, se espera una aceleración de 0 a 100 km/h en 4.5 segundos y una velocidad máxima limitada a 250 km/h.
Sus dimensiones son de 4,689 milímetros de largo, 1,942 de ancho y 1,293 de alto. La distancia entre ejes es de 2.8 metros. Se hizo énfasis en la aerodinámica y se logró un Cx de 0.26.
El peso en vacío estimado no superará los 1,490 kilos, a lo que contribuyó, adicional a los materiales mencionados más atrás, un tablero en magnesio o, tal como en el i3, un uso mínimo de cableado, pernos y tornillos de aluminio y no de acero o vidrio químicamente endurecido para dividir el habitáculo de la cajuela, similar según BMW al usado en teléfonos celulares y que reduce la masa en la mitad puesto al lado del cristal tradicional. Las llantas con rin de 20 pulgadas de diámetro son de anchura escasa (195/50 R20 al frente y 215/45 R20 atrás).
El calor se puede disipar con un buen sistema de refrigeración, el frío es más complicado de atenuar y a medio y largo plazo, mucho más dañino para el motor. El proceso de calentar el motor a 25 grados bajo de temperatura ambiente puede llevar más de una hora. En ese tiempo, los desgastes internos son muy altos pues las piezas no han dilatado suficiente como para que el ajuste de las mismas sea idóneo. Tampoco el aceite, a pesar de haber puesto un SAE 5 W, no fluye igual de bien, y por si esto fuera poco, las piezas metálicas pierden resistencia y se pueden quebrar con mayor facilidad. También el diesel puede llegar a complicar la vida de un motor. A muy bajas temperaturas, este combustible puede crear algunas partículas de parafina y obstruir las líneas de alimentación. Parece que por estas latitudes el combustible está ya preparado para que eso no ocurra, pero de cualquier forma el peligro está. La batería es otro de los elementos más comprometidos con este clima. El frío adelanta mucho más la “vejez” de este elemento y en cualquier situación puede perder toda su carga en pocos minutos. Para la ocasión, hemos comprado un accesorio que no es otra cosa que una especie de funda protectora con una resistencia eléctrica que se conecta a la red domestica cuando el auto se encuentra estacionado.
Por eso, y por la distancia y por el tipo de carreteras que estamos recorriendo, esta prueba supone un reto enorme para la Amarok, que con su motor TDI de última generación esta mostrando que lo puede todo.
Estéticamente, los cambios más grandes los encontramos en el exterior: parrilla ‘Singleframe’ en gris platino con barras dobles en óptica de aluminio, defensa modificado, alerón trasero, acabado en brillo en el marco de las ventanas y retrovisores exteriores en aluminio.
En el interior, destacan los asientos deportivos, acompañados de una instrumentación que ha sido revisada y de detalles que ponen de manifiesto su carácter ‘S’. Pero el punto fuerte del nuevo Audi SQ5 será, sin ninguna duda, la experiencia al volante: de 0 a 100 km/h en 5.1 segundos y una velocidad máxima de 250 km/h, gracias al motor biturbo V6 TDI 3.0, que ya equipa el Audi A6, y que entrega 313 hp de potencia y 482 lb-pie entre las 1,450 y las 2,800 rpm. Asociado a una nueva transmisión automática de 8 velocidades, el SQ5 promete un consumo mixto de 13.8 km/l.
Las características mecánicas están a la altura de lo que se puede esperar en un modelo con el apellido ‘S’ de altas prestaciones: doble turbo dispuesto en línea y unidos por una válvula, cabezas y aceite refrigerados, tiempos de mando y alzadas de los árboles de levas de admisión, pistones y pernos, sistema ‘common rail’ con presiones de hasta 2.000 bares y sonido modificado gracias a un actuador de sonido integrado en el escape.
El tren de rodaje deportivo del SQ5 rebaja la altura de la carrocería en 30 milímetros, mientras que los rines de serie son de 20 pulgadas en llantas 255/45 –opcionalmente, de 21 pulgadas–. A petición del cliente, se puede optar por el sistema de dinámica de conducción llamado ‘Audi drive select’, que permite regular los parámetros de la dirección –de accionamiento electromecánico en el SQ5–, transmisión, etc.
Con una temperatura de -15C° y tras las fotos obligadas en el pueblo de Jackson, Wyoming conductor y pasajero se dieron a la tarea de bordear por fuera todo el parque nacional de Yellowstone para llegar a la entrada norte del mismo y poder entrar a Mammoth Hot Spring, un conjunto de geiseres que no podíamos dejar pasar.
Caminos revirados con hielo y nieve, así como mucho tránsito causado por camiones hicieron que el viaje se alargara más de lo común, aunque esto nos permitió ver con más calma una cantidad increíble de grandes paisajes. Al acercarnos a Yellowstone la noche nos había alcanzado y por desgracia los caminos estaban cerrados al tránsito de vehículos con ruedas - las moto de nieve están permitidas-.
Vale la pena mencionar que en la búsqueda de la foto perfecta y estas condiciones de caminos casi se atasca la VW Amarok, pero con un poco de pericia y cuidado, el suceso no tuvo mayores consecuencias.
Tras la noticia del cierre del parque, la VW Amarok y sus pasajeros regresaron algunos kilómetros sobre sus pasos y tomó el camino a Great Falls, Montana a sólo unas horas de la frontera con Canadá para pasar la noche y salir a tempranas horas para aprovechar mejor el día.
Tras llegar a Calgary, Canadá y conseguir un juego de llantas para nieve tras horas de búsqueda llegó el tiempo de descansar. Nos esperaba una larga jornada por delante de casi 800 kilómetros que pueden ser muchos o pocos, todo depende de las condiciones del clima.
La mañana siguiente descubrimos a la VW Amarok cubierta de blanco por la nevada que aún continuaba y tras descubrir parabrisas, vidrios, espejos, faros y calaveras de la nieve, comenzamos nuestro trayecto por autopistas en las que la nieve se renovaba constantemente y en las que cada auto es una fábrica de niebla frente a nosotros que impedía ver a más de 50 metros y con los grandes camiones era aún peor.
Luego pasamos a caminos secundarios que cruzaban tres parques nacionales diferentes la visibilidad mejoro mucho, pero el estado de los camino empeoro con mucha nieve y hielo en los caminos. Esto obligo a la máxima prudencia y concentración al volante y más aun cuando a las 5 de la tarde el sol desapareció tras las montañas cubiertas de nieve.
Horas después y completamente agotados llegamos a la ciudad de Prince George, dónde a la mañana siguiente llevaríamos a la VW Amarok a un obligado cambio de aceite, anticongelante y limpiadores específicos para este tipo de climas extremos. En la agencia empleados y clientes preguntaban sobre este modelo que todos desean llegue al mercado canadiense muy pronto.
Tras recibir nuestro auto completamente lavado para nuestra sorpresa nos dirigimos hacia Smithers, Canadá a casi 400 kilómetros de Prince George. Un viaje casi todo de noche y al final con una nevada que apenas comenzaba; perdimos una hora más el día anterior por lo que ahora el atardecer comienza alrededor de las 4 de la tarde.
Mañana nos espera un día largo de Smithers a Dease Lake, un recorrido de casi 600 kilómetros en los que todo tipo de cosas puede pasar, especialmente con el clima.
La travesía continuó por Champotón y las hermosas costas de Campeche donde a nivel del mar la camioneta se sentía cada vez más ligera. Decidimos hacer la ruta directa a Mérida, conocida como la Ciudad Blanca, sin dejar de visitar Izamal, pueblo mágico que se caracteriza porque todas sus casas están pintadas de amarillo.
Divisamos el mar del Caribe y fuimos en búsqueda de la mejor playa y en la carretera rumbo a Playa del Carmen fuimos recibidos por la escultura del mítico Kukulkan, que aguardaba dispuesto a engalanar nuestras fotografías.
Después de sacarle kilómetros a la última gota de diesel y comprobar la excelente autonomia del Amarok, tuvimos que reabastecer el tanque, y fue en una gasolineria de Playa del Carmen donde conocimos a "Juan" un despachador muy fan de Automóvil Panamericano, con quien compartimos un rato muy ameno platicando algunas anécdotas de este operativo.
Y así fue como termina una travesía inolvidable, plagada de anécdotas y de paisajes increíbles, desde las carreteras de hielo en las frías tierras de Alaska, hasta las blancas arenas de Cancún donde el Amarok posó sus llantas sobre el agua tibia y salada del Caribe Mexicano.
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Blogtruck es una bitácora escrita por Marta, una camionera apasionada de la escritura que lleva tres meses contando sus andanzas al volante.