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Un día muy relajado para la comitiva que se dirige hacia Inuvik para probar la VW Amarok a -40C° ya que de Great Falls, Montana en Estados Unidos a Calgary, Alberta en Canadá son poco más de 500 kilómetros. Nada que asuste a los pasajeros que han hecho mucho más en días anteriores.
La parada en Calgary tenía el objetivo de completar otros preparativos para enfrentar con todas las herramientas posibles. El principal de ellos, conseguir los mejores neumáticos de nieve para nuestro vehículo y tras algunas horas de búsqueda y varios lugares visitados finalmente encontramos la medida que necesitaba la VW Amarok.
Para nuestra sorpresa, en más de un lugar nos indicaron que no tenían esa llanta por que los inventarios se les habían acabado. Preguntando un poco más descubrimos que en estas épocas en Calgary hay mucha más nieve y frío que el que nosotros experimentamos y que los locales cambian a este tipo de ruedas a finales del mes de octubre.
Mañana nos dirigimos a Prince George, en la Columbia Británica para dar por cerrada la lista de preparativos el lunes por la mañana y continuar con esta aventura de la que podrán leer más todos los días.
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Con una temperatura de -15C° y tras las fotos obligadas en el pueblo de Jackson, Wyoming conductor y pasajero se dieron a la tarea de bordear por fuera todo el parque nacional de Yellowstone para llegar a la entrada norte del mismo y poder entrar a Mammoth Hot Spring, un conjunto de geiseres que no podíamos dejar pasar.
Caminos revirados con hielo y nieve, así como mucho tránsito causado por camiones hicieron que el viaje se alargara más de lo común, aunque esto nos permitió ver con más calma una cantidad increíble de grandes paisajes. Al acercarnos a Yellowstone la noche nos había alcanzado y por desgracia los caminos estaban cerrados al tránsito de vehículos con ruedas - las moto de nieve están permitidas-.
Vale la pena mencionar que en la búsqueda de la foto perfecta y estas condiciones de caminos casi se atasca la VW Amarok, pero con un poco de pericia y cuidado, el suceso no tuvo mayores consecuencias.
Tras la noticia del cierre del parque, la VW Amarok y sus pasajeros regresaron algunos kilómetros sobre sus pasos y tomó el camino a Great Falls, Montana a sólo unas horas de la frontera con Canadá para pasar la noche y salir a tempranas horas para aprovechar mejor el día.
La travesía continuó por Champotón y las hermosas costas de Campeche donde a nivel del mar la camioneta se sentía cada vez más ligera. Decidimos hacer la ruta directa a Mérida, conocida como la Ciudad Blanca, sin dejar de visitar Izamal, pueblo mágico que se caracteriza porque todas sus casas están pintadas de amarillo.
Divisamos el mar del Caribe y fuimos en búsqueda de la mejor playa y en la carretera rumbo a Playa del Carmen fuimos recibidos por la escultura del mítico Kukulkan, que aguardaba dispuesto a engalanar nuestras fotografías.
Después de sacarle kilómetros a la última gota de diesel y comprobar la excelente autonomia del Amarok, tuvimos que reabastecer el tanque, y fue en una gasolineria de Playa del Carmen donde conocimos a "Juan" un despachador muy fan de Automóvil Panamericano, con quien compartimos un rato muy ameno platicando algunas anécdotas de este operativo.
Y así fue como termina una travesía inolvidable, plagada de anécdotas y de paisajes increíbles, desde las carreteras de hielo en las frías tierras de Alaska, hasta las blancas arenas de Cancún donde el Amarok posó sus llantas sobre el agua tibia y salada del Caribe Mexicano.
Fuerza, desempeño y rendimiento son sólo algunos de los muchos atributos que definen a la nueva Pick-Up de Volkswagen, marca que busca competir con otras camionetas como la Ford Ranger, Toyota Hilux y Tacoma, Nissan Frontier y Mitsubishi L200 pero con armas tan especiales como el montar el bloqueo electrónico del diferencial y el sistema de frenos ABS como equipo de serie, sin olvidarnos que su motor de cuatro cilindros de 2.0 litros de desplazamiento con doble turbocargador, inyección directa de riel común que desarrolla 163 hp y un espectacular torque de 295 libras pie, promete recorrer más de 1,000 kilómetros con un tanque de combustible si se pisa el acelerador con finura y se usa adecuadamente la caja manual de seis velocidades.
Opcionalmente se puede pedir el control de tracción y estabilidad por unos 7,000 pesos más, seguridad que se agradece pero debería venir de serie.
La versión que tuvimos la oportunidad de probar fue la más equipada, con tracción en las cuatro ruedas y reductora que se conectan de manera electrónica por medio de un botón. El escenario de pruebas se ubicó en Xplor, un interesante parque juegos extremos ubicado en la Rivera Maya en el estado de Quintana Roo. La Amarok demostró tener capacidades suficientes para sortear todos los difíciles caminos por los que rodó sin que detectáramos rechinidos o torcimientos en la carrocería, dando una buena sensación de solidez y hermetismo, aunque nunca pudimos desarrollar más de 40 km/h. La posición de manejo se encuentra con rapidez gracias al ajuste de altura del asiento y al de profundidad del volante. El equipo de sonido tiene entrada auxiliar y de USB, lo que permite utilizar casi cualquier tipo de almacenamiento de música, además de Bluetooth para conectar el teléfono celular sin tomarlo con las manos.
Se van a vender tres tipos de Amarok en todo el territorio nacional de esta camioneta fabricada en Argentina, con precios que empiezan en 319,900 pesos de la Startline 4X2, pasando por los 389,900 de la Highline 4X2 y por último la más equipada de 439,900 pesos de la Highline 4X4. Pronto les tendremos una prueba a fondo caracterizada por nuestro rigor e imparcialidad, que le permitirá averiguar si esta Pick-Up es capaz de formar su propio camino.
La última etapa en territorio canadiense fue mucho más sencilla que las anteriores, pues al dirigirnos hacia el sur, las condiciones del camino eran cada vez más favorables, encontrando menos hielo sobre el pavimento. Aunque esto no significó menos concentración al volante, pues por momentos apareció el tristemente célebre “hielo negro”, que es poco visible y resbaloso como pocos.
Pero justo cuando pensamos que la nieve era cosa del pasado, las montañas canadienses nos tenían reservado un último encuentro con un camino completamente nevado, aunque nada similar a lo que experimentamos en la carretera 37, que resultó meramente anecdótico, pues a bordo de la Amarok lo surcamos con aplomo y seguridad. Aunque había suficiente nieve como para encontrarnos a varios amantes de las motonieves alistándose para atacar la montaña en una zona de descanso.
Algo que vivimos frecuentemente en Canadá fue un notorio interés por la Amarok, recibiendo constantes preguntas de los viajeros que cruzábamos en las gasolineras o en la carretera, donde nos levantaban el pulgar en señal de aprobación. Incluso nos encontramos con un Porsche Cayman que, haciéndola de paparazzi, fotografió la Amarok por delante y por atrás mientras viajábamos por la carretera. Tras decidir conocer Seattle en lugar de Vancouver, nos dirigirnos a la frontera con Estados Unidos, donde los oficiales del Custom Border Patrol se mostraron curiosos sobre la Amarok, intrigados por el hecho de que hubiera una pickup Volkswagen y si ésta llegaría a su país.
El estado de Washingto, en el noroeste de Estados Unidos, nos recibió con una lluvia implacable, lo cual no nos impidió enfilarnos hacia el Public Market de la cuidad a recargar nuestros “tanques de combustible”, pues la Amarok tenía una autonomía más que suficiente para llevarnos a nuestro destino en Portland, ya en el estado de Oregon, a pesar de que la anterior recarga de diesel la hicimos en la ciudad de Kamloops, aun en territorio canadiense. En Portlando pasamos la noche antes de acercarnos a nuestro siguiente destino, el famoso parque nacional de Yosemite.
La nueva variante del pick up global de Volkswagen se presenta como un vehículo puro de carga destinado al trabajo diario.
Está disponible desde 26.885 € en la versión de cabina doble y sistema de tracción trasera.
Pero eso duró poco tiempo, pues al enfilarnos hacia el parque nacional de Jasper, regresamos a los caminos congelados, con nieve por todos lados, que parecían inmaculados. De hecho, el único toque de color en el horizonte lo ponía la Amarok, porque incluso el cielo estaba cubierto de nubes que más pronto que tarde nos traerían nieve, para hacer las cosas aún más blancas. Eso sí, nuestra pick-up siempre estuvo a la altura de las circunstancias y nos llevaba con total control y seguridad incluso rodando a 100 km/h.
Unos kilómetros más adelante tendríamos otro recordatorio de lo agreste del camino y de que cada quien cuidar por sí mismo, pues encontramos un par de arboles caídos obstruyendo la carretera. Afortunadamente no tuvimos que utilizar las hachas, bastó con empujarlos un poco para abrirnos camino y reanudar la marcha hacia Jasper.
Cuando nos aproximábamos a la entrada del parque nacional, tuvimos un recordatorio de que el manejo en invierno en estas latitudes no es algo que se pueda tomar a la ligera: un coche volcado. Y así, tras extremar precauciones rodando de noche en un camino lleno de niebla, en el que casi tuvimos un encuentro demasiado cercano con un grupo de caribúes, llegamos a Jasper a bordo de nuestra Volkswagen Amarok.
Tras dejar las alfombras de concreto, volvimos a constatar que la Amarok tiene lo mejor de dos mundos, pues tiene la capacidad de carga de una pick up –aunque la caja no sea la más amplia del mercado-, al tiempo que se maneja muy fácilmente, casi como un auto, a pesar de ir cargada, en ondulantes caminos montañosos.
Los paisajes de Yosemite son sobrecogedores, pues las formaciones rocosas de más de cien metros de altura imponen bastante. Especialmente porque los caminos de Yosemite están diseñados de tal forma que subes cientos de metros en pocos kilómetros, donde pudimos probar el corto radio de giro de la Amarok y su buen comportamiento en curvas cerradas. Siempre dentro de los estrictos límites de velocidad, claro.
Pocos kilómetros más adelante nuestros pasos nos llevarían al Parque Nacional de Sequoia-Kings Canyon, una tierra de gigantes donde árboles de más de ochenta metros de altura dominan el paisaje como centinelas de tiempos inmemoriales, pues son árboles con más de 2,000 años de vida. Toda una lección de humildad que nos recordó sobre lo pequeños que somos y el poco tiempo que estamos sobre la tierra. Incluso la Amarok se sentía diminuta al lado de estos gigantes del bosque.
En teoría, en esta época habría mucha nieve en el parque y tendríamos muchos caminos técnicos para seguir probando las virtudes todoterreno de la Amarok, pero el invierno más caliente de los últimos años nos dio carreteras en perfecto estado, el mayor obstáculo que encontramos fue un deslave de rocas, aunque con la tradicional eficiencia norteamericana, el camino ya se encontraba desviado y con letreros que indicaban de cuánto tiempo sería la demora.
Allí nos despedimos de los caminos “rurales” con un atardecer espectacular, de esos momentos en que la naturaleza parece ‘rogarte’ que la contemples, por lo que nos detuvimos en un área de descanso para deleitarnos con el sol ocultándose tras las montañas tiñendo el cielo de rojo.