Al igual que el año pasado, Chevrolet usará un Camaro SS en un rosa brillante como Pace Car en la carrera AdvoCare 500 en el Atlanta Motor Speedway y que, además de su función de seguridad en la pista, recaudará dinero para combatir el cáncer de mama al apoyar a la asociación American Cancer Society's Making Strides Against Breast Cancer.
Para lograrlo, la armadora americana donará $200 dólares por cada vuelta en la que tome parte este vehículo especial el día de la carrera - el año pasado recaudaron de la misma forma casi $13,000 dólares - y el viernes antes de la carrera, sobrevivientes de esta enfermedad pasarán el día como copilotos del auto en cuestión.
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UNIDAD PROBADA
FX50 $955,000 pesos
NOS GUSTA
NOS GUSTARÍA
Intimidades
Hace unos meses Infiniti anunció su llegada al mercado mexicano y al poco tiempo presentó los modelos y precios con los que se declara un sano competidor entre los autos Premium. Sin importar el tamaño, la designación Premium es dominada claramente por Audi, BMW y Mercedes Benz.
Bajo esta premisa, el reto no luce sencillo para el primer modelo que, en el regreso de la armadora a nuestro país, pasa por las manos de AUTOMÓVIL para una prueba completa. Se trata de la FX50, una SUV que con poco más de 4.8 metros de longitud se coloca por encima de las representantes de las marcas del círculo ajedrezado, de la estrella y por debajo del ejemplar de los cuatro aros.
Vista de perfil muestra una distribución de dimensiones poco común en este tipo de vehículos con un largo y voluptuoso cofre, un parabrisas inclinado que da pie a un habitáculo redondeado y posicionado muy atrás, lo que, guardando las debidas proporciones, le recordará a más de uno las formas de antiguos autos europeos con similares repartos, aunque la altura libre al piso y grandes dimensiones pueden ser el punto de mayor conflicto para el observador.
Detrás del volante, esas llamativas líneas pasan factura. La poca área acristalada y las nervaduras en los extremos del cofre complican estimar el tamaño del vehículo, y cuesta acostumbrase a este fenómeno. A su favor, y se agradece el aporte, cuenta con un sistema de sensores y cámaras que cubren los 360º grados del vehículo en cualquier maniobra, garantizando la integridad del vehículo.
Otros detalles que destacan son los enormes rines de 21 pulgadas de serie que, con neumáticos de bajo perfil, requieren de cuidado ya que se pueden maltratar con facilidad. Los faros y parrilla tienen una apariencia bulbosa; esta última posee un acabado cromado en tono grafito que le sienta muy bien.
Dentro de la cabina, todo es mucho más recatado y no hay grandes sorpresas. Piel, plásticos suaves, algunos toques en aluminio, acabados con madera y laca son la constante.
Aún así, existen algunos elementos que traicionan su humilde origen de una marca de autos más generalista. La botonería del control del quemacocos y luces superiores, el plástico de la tapa de la palanca de velocidades y algún par de interruptores extra de sistemas secundarios desentonan con el resto de la calidad que se respira en el vehículo.
Siguiendo con el interior, el espacio para recibir a cinco pasajeros cómodamente sentados sorprende a pesar de la caída del techo que no molestará a personas de más de 1.85 mts. La cajuela de 700 litros resulta muy acertada para los amantes de los viajes. Para nuestro mercado cuenta con un práctico extra. Se trata de una serie de paneles que conforman un pequeño compartimento en el que se ubican objetos más pequeños, delicados o que puedan rodarse. Buena idea.
Una silueta así de seductora a la vista debe ser igual de encantadora y sugerente cuando se encuentra en movimiento. Y vaya que la FX50 logrará sacarle una sonrisa al más desangelado de los conductores, aunque sea tras un pequeño arrancón desde parado.
Para lograrlo, esta SUV de poco más de 2,200 kilogramos de peso es propulsada por un motor de ocho cilindros en V atmosférico de cinco litros que durante nuestra valoración en el dinamómetro entregó poco más de 405 caballos de potencia y 499 Nm de par, 15 HP por arriba de los 390 HP y casi los 500 Nm anunciados por la marca. Un buen logro considerando que se trata de un motor sin sobrealimentación.
En contra, le juegan sus elevados consumos a pesar de que se practique un manejo normal. Ni hablar si se le exige de manera constante: 4.9 km/l en la ciudad, 9.17 km/l en autopista para una media de 6.18 km/l. Se requieren bolsillos generosos para pagar cada carga de combustible.
Con estas cifras de potencia y par, la FX50 se mueve con más que suficiente soltura a pesar de la considerable masa pues alcanza los 100 km/h desde parado en poco más de 7.5 segundos y al finalizar el kilómetro roza los 200 km/h justo al comienzo de la quinta velocidad. En cuarta, al llegar al corte a las 6,800 rpm, la FX50 se mueve ya a 185 km/h. Buen escalonamiento para ser caja de SUV familiar y ni que decir de estas dos cifras.
La calidad de marcha tiene un toque de deportividad ocasionada por la firmeza de la suspensión pues filtra bien las imperfecciones del camino pero dejándole muy en claro al conductor lo que sucede bajo los neumáticos en cada instante.
Este esquema permite exprimir al máximo -dentro de los posible- al adictivo propulsor que hace buena mancuerna con la caja automática de siete relaciones que -oh sorpresa-, mantiene el cambio en el corte de inyección.
El sistema de tracción integral permanente garantiza un manejo seguro y si se exceden los límites físicos, un subviraje protector y un cúmulo de asistencias electrónicas harán su trabajo para regresar el vehículo a una condición más segura y predecible.
Bajo exigencias extremas, la precisión de la dirección se ve castigada de nuevo por la masa y altura del vehículo; habrá quien incluso la considere pesada y de movimientos lentos. Ser fino al volante ayudará a evitar esta sensación, cosa común dado el tipo de vehículo.
Lo que es de admirar es la resistencia a la fatiga del sistema de frenos, que en ningún momento dio muestras de decaimiento, muy consistente su respuesta. A pesar de ello, nos dejan un poco insatisfechos los 42 metros que necesita para el 100 – 0 km/h, a pesar de hacerlo de manera lineal y controlada en todo momento, con un tacto del pedal firme y constante. Estar en el límite o por debajo de los 40 metros es lo ideal en este nivel de prestaciones.
Con un precio de 955 mil pesos, la FX50 se coloca como una interesante y diferente opción dentro de las SUV Premium que conquistará a más de uno.
No sólo por un diseño claramente diferente al de sus competidoras más cercanas, sino por el nivel de equipamiento, otra de sus armas más fuertes: ABS, control de tracción y estabilidad, seis bolsas de aire y más son esenciales de seguridad y se complementa con un equipo multimedia completo con dos pantallas extra detrás de las cabeceras delanteras, climatizador automático de dos zonas, asientos refrigerados y calefactados, asientos y dirección con memoria, quemacocos –raro que no sea panorámico–, faros de xenón – podrían ser direccionales–, y mucho más.
Ahora más que nunca, y a pesar de sonar trillado, el dicho “en gustos se rompen géneros” nunca pudo ser usado de mejor forma.
Basado en el Super Trofeo, un auto de carreras que compite en el serial del mismo nombre, será presentado en Frankfurt como el Super Trofeo Stradale y será la última versión del Gallardo.
Hay pocos datos concretos, pero esperen más poder y menos peso que en ningún Gallardo hasta el momento. Como referencia, el Super Trofeo tiene 562 hp y pesa casi 120 kilos menos que el Gallardo normal y 42 menos que un Superleggera; por lo que esperamos que haga el 0 a 100 km/h de tres segundos y alcance una velocidad máxima de 340 km/h.
Falta un mes para que comience el Salón de Frankfurt y apenas podemos esperar para conocer al Gallardo más extremo de la historia.
Es probable que ni siquiera llegue a México (acá entre nos, creemos que tiene que llegar), también es muy probable que muy pocas personas lleguen a creer que Cadillac ya tiene un auto capaz de hacerle frente a los Audi RS5, BMW M3 o Mercedes CL63 AMG. Del mismo modo dudamos que Elvis se atreviera a pintarlo de rosa, pero la realidad es que, de acuerdo a estimaciones de los propios ingenieros de la casa, este CTS-V Coupé sería capaz de conseguir una vuelta de 7m 57 segundos en Nürburgring, tan rápido como un Dodge Viper SRT-10 o un Porsche 911 Carrera S en manos del mítico Walter Röhrl, y 7 segundos “lejos”, por lo menos en la teoría, de un BMW M3 Coupé. Sí, estamos hablando de un Cadillac, aunque es probable que sigas sin creelo.
De hecho, el CTS-V sedán mantuvo durante casi un año el título del vehículo de cuatro puertas más rápido dentro del mítico circuito, sólo apenas vencido hace unos meses por el Porsche Panamera Turbo, en 7m 56s, tres más rápido que el súper Cady, aunque el Porsche cuesta más del doble.
De cualquier modo, lo que ofrece Cadillac es sumamente importante para aquellos que aman los autos de gran desempeño. Siéntense bien, estamos hablando de un Coupé mediano, que es capaz de entregar 556 HP y 551 lb/pie de torque. No hace mucho Dodge sacudía al mundo con su poderoso Viper SRT-10 que “apenas” entregaba 550 HP y 550 lb/pie de torque. Esto lo consigue gracias a un contundente V8 de 6.2 litros supercargado, el mismo bloque que se utiliza en el Corvette ZR1, acoplado a una transmisión automática o manual de seis relaciones. Ello le premite prometer un 0 a 100 km/h en 3.9 segundos. Woao. Pero además, todo ello va bien aderezado con todo el lujo y buenos materiales que la marca ha conseguido en los últimos años: disco duro de 40 Gb, faros bi-xenon adaptativos en curva, suspensión variable “MagneticRide”, asientos exclusivos firmados por Recaro con ventilación, calefacción y ajuste eléctrico de la sujeción lateral, gigantescos discos de freno y pinzas realizados por Brembo, piel, alcántara, madera; y algo que nos gustó mucho: sistema de control de estabilidad y de tracción, desconectable en tres niveles: 1) Máxima asistencia. 2) Dejarnos sentir que somos muy buenos al volante pero con ayuda electrónica y 3) Amigo, aquí SI necesitas buenas manos.
El sport club de Monticello, es uno de los sitios privilegiados que cualquier amante de los autos y con el dinero suficiente debería tener. El circuito consta de 21 curvas, la mayoría de ellas muy técnicas y muchas con desniveles que no permiten ver la salida o el siguiente trazo, por lo que cometer un error se convierte en una tragedia. Justo aquí es donde pudimos probar las virtudes de la V-Series de Cadillac y, créanme, hacía mucho que no me divertía tanto al volante.
Si bien el CTS-V ofrece un manejo muy bueno para ciudad, realmente suave y confortable, (dudamos que alguien sospeche lo que ese diseño tiene bajo el cofre), para disfrutarlo en pista nada como la versión manual. La caja automática, obviamente, necesita protegerse y es muy lenta para exprimir las virtudes del V8. Pero la caja manual es una delicia. Permite engarzar una curva tras otra acompañado de un exquisito sonido del 6.2 litros. En ciudad, las cosas son completamente al revés, el automático es delicioso mientras que el manual lo termina uno odiando por la dureza del embrague. Finalmente, una joyita de esas que sorprenden gratamente.
Cabe destacar, además, que el Coupé sorprende por la buena visibilidad y espacio atrás. Es un 2+2 muy honesto, con una cajuela que cumple y un diseño extrovertido.
Incluso la apuesta de la marca es clara. Si bien el CTS-V Coupé arranca en 63 mil dólares, ligeramente más accesible que el M3, los ingenieros de la marca ni siquiera piensan en ello. “Nosotros no queremos vencerles en precio, sino por desempeño”, explicaron y todo parece indicar que tienen razón.
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