Son todos ejercicios de diseño que justamente participan del Concurso de Diseño que todos los años se realiza en el Salón de Los Angeles. Los competidores del año pasado estaban relacionados con la bioingeniería (bajo peso, ecología, eficiencia) y este año el tópico en cuestión es Hollywood.
Hay seis recreaciones, todas contextuadas en su propia ficción, en busca de ser el próximo héroe automovilístico de la pantalla grande.
Honda Intelligente Horse
Es parte de un planeta devastado por un cometa gigante. Está inspirado en la estructura ósea de los caballos la cual protege a su conductor de todo ataque. Tiene neumáticos con forma de flor, que le sirven para defenderse, y sólo puede llevar a un pasajero.
Hyundai Stratus Sprinter
Es un MPV (monovolumen) todoterreno que transporta a la condesa rusa Elena para combatir el comunismo luego de cambiarse de bando. Pero cuando es necesario se transforma en el DB Atlant Airship, una nave espacial para viajes de larga distancia.
Maybach Berline
Es el móvil de una señorita desarrollado por su padre, ingeniero automovilístico con el que va surcando la noche. Tiene una imagen similar a las antiguas carrozas, y posee una mecánica eléctrica con pila de combustible. La dirección se maneja vía satélite y al habitáculo pueden acceder tres pasajeros, escaleras plegables mediante.
Mercedes-Benz Silver Arrow
Evoca al mítico W125 y al Uhlenhaut SLR de los '50. Cuenta con unas ruedas sin eje central y se destaca por su velocidad y potencia. Lleva hasta dos pasajeros y presenta una carrocería gris plata brillante.
Smart 341 Parkour
Annie Angle es una joven periodista que se traslada por la ciudad en busca de las últimas primicias a bordo de su Smart 341 Parkour, que puede trepar por las paredes y tiene un techo de vidrio que le proporciona un ángulo de visión de 360º y ruedas con ventosas.
Subaru Horizon
Es un vehículo que, luego de la división del mundo en dos, deberá soportar fuertes campos electromagnéticos, calor y tormentas y lleva un equipo formado por un conductor, un copiloto, un mecánico y un gato mágico. ¿El motor será bóxer también?
Ya hemos conocido al futuro "súper Porsche", en la forma del 918. Ahora toca turno al Coupé, que bien pudiera tener dos tareas en la línea de tiempo de la marca. Sería un modelo que, de entrada, se posicionaría entre el actual Cayman y el 911, para eventualmente reemplazar al primero y dar a su vez cabida a futuro Small Roadster como el nuevo escalón de entrada a la gama Porsche.
El venidero Coupé tendrá, como es de esperarse, motor ubicado en posición central-trasera, con tracción al eje posterior y un rango de propulsores turbo de cuatro cilindros así como B6 atmosféricos. El rango de potencias será de 270 a 350 caballos, con la opción de transmisión manual de seis velocidades o automática PDK de siete.
Sin embargo, dicha versión todavía se ve muy lejos, por lo que debido a la demanda y las ansias del mercado por tener un Beetle diferente, Volkswagen esta listo para presentar en el próximo Salón de París la línea de accesorios R-Line para este modelo.
El catalogo se compone de un kit de carrocería con nuevas defensas, estribos y spoiler trasero que, como se puede ver en las imágenes, cambian de manera radical el aspecto original de The Beetle. Como aderezo, también se ofrecerán nuevos diseños de rines en 18 y 19 pulgadas.
El interior podrá ser personalizado con accesorios de la línea R-Line. Para este fin, están disponibles asientos de piel, bordados con el logo “R”, así como diferentes detalles de personalización en consola, pedales y palanca.
Obviamente, todos estos cambios tienen un precio, el cual de entrada será de 1,290 Euros; algo asi como $ 21,660 pesos para el kit exterior y de 1,675 Euros ($ 28,125 pesos aproximadamente) si se eligen los accesorios interiores, también.
Unidad probada
1,199,000 pesos
NOS GUSTA
NOS GUSTARÍA
INTIMIDADES
Hace 10 años, hablar de un V8 biturbo era ciencia oculta para el automovilista promedio. Los turbocargadores sólo eran vistos como una posibilidad mecánica necesaria en los cuatro cilindros para ganar potencia frente al siempre generoso torque que erogaban los dominantes V8 de corte clásico y los raros pero deseados V12. Claro, la evolución también alcanzó un par de décadas atrás a una generación de V6 dotados del soplo mágico de la turbina, oportunidad de ejemplares japoneses en carrocería egoísta vulgo coupé.
Pero los tiempos cambian y la demanda por más potencia e inmediatez en la respuesta por parte de entusiastas más pudientes abre una brecha ya explorada en el pasado reciente por firmas Premium.
Sin aspavientos
Casi no hay indicios que delaten sus capacidades velocistas excepto los anagramas en parrilla y cajuela, enormes discos delanteros con pinzas de seis pistones y un mínimo alerón que bordea la tapa del tercer volumen. Las siglas que sí extrañan son las de V8 T. Porque no es común evocar este propulsor a pesar de que ya existen en el mercado las opciones de BMW y Cadillac, con sus respectivos dispositivos de turbina y supercargador.
Por dentro el énfasis deportivo de la casa aflora mediante los asientos específicos en gamuza y piel, diseño vistoso antes que envolvente; esos están reservados para las vertientes RS. Los mandos no reportan gran cambio frente a lo visto en el A6 actual; sólo los insertos en fibra de carbono y algunos detalles hablan de un modelo diferente.
Su equipamiento no tiene queja, muy completo en todas las áreas. Y las calidades de ensamble y materiales apegados al sello de excelencia de Ingolstadt.
Emoción desbordada
La primera impresión, en este caso, no corresponde a lo que puede entregar en vías rápidas el S6. Su aspecto discreto hace creer que es tan convencional como un sedán Premium natural. Pero basta pulsar el botón de encendido para darse cuenta de que no es común: el V8 ruge a plenitud en sus primeros segundos de aliento, para luego quedarse en unas cómodas 600 rpm de su ralentí.
Ese “bostezo” anticipa emotividad y tras los ajustes obligados en mandos y asiento, dejamos la ciudad, donde las calles y sus restricciones coartan el impulso por correr de esta serena belleza.
Su ambiente natural son las autopistas planas, amplias, donde el V8 nos concede la gracia de ir a sorprendentes 200 km/h con apenas 3,200 giros del motor en la séptima relación de la transmisión de doble embrague. Todo con un aplomo consistente, comunicativo, no tan intuitivo como ocurre en deportivos de mayor prosapia. No obstante, resulta muy fácil colarse entre el tráfico, que parece más lento de lo acostumbrado. La vehemencia del V8 y la proactividad de la caja nos facilitan la conducción velocista, a veces insolente, porque nos concede dejar a todo mundo detrás de nosotros con tan sólo un pisotón del pie derecho. Vanidad de entusiasta: soy el más rápido ahora.
Dada la energía del V8, basta recorrer 1/4 del acelerador para que surja esa apuración tan deliciosa que sólo un turbocargado puede entregar. En el tacómetro el vigor nace desde las 2,300 vueltas y el canto grave embriagante surge a partir de las 3,500 rpm, manteniéndose hasta poco antes de los 6,000 giros.
Esa circunstancia tan volátil la determina el modo seleccionado de los cincos disponibles (Efficiency, Comfort, Dynamic, Auto e Individual). El exigente es el Dynamic, que coordina no sólo la respuesta del tren motor, caja y dirección, sino que alcanza a la suspensión neumática, el diferencial central, la tensión del cinturón de seguridad, la sonoridad de los escapes y el ESP.
Éste último, en el modo Dynamic, demuestra su afinación juguetona cuando acometemos zonas de curvas cerradas, carreteras de montaña que requieren manos hábiles, reflejos precisos y juicio equilibrado. Porque el eje trasero se insinúa en los cambios rápidos de rumbo si superamos el cuarto de carrera del pedal que alimenta gasolina. Muy divertido pero obliga a dejar un ligero margen en ocasión de una apreciable masa rodante (casi dos toneladas). Ello propicia un subviraje controlado, que por el desliz de las ruedas traseras puede volverse en sobreviraje si no lo anticipamos. Claro, el control de estabilidad no deja de vigilarnos y en un caso extremo dará el toque necesario para insertarnos en la dirección deseada.
Sólo la retroalimentación del volante tiende a perderse un poco en los límites del trazo, lo que otorga una ligera sensación de flotabilidad que nos fuerza a concentrarnos por completo para salvar la curva sin riesgos.
En cuanto a la calidad de marcha, gracias a la tecnología neumática, puede escogerse desde la comodidad urbana hasta la exigencia de la carretera. Por cierto, el modo Efficiency no sólo alarga los cambios y suaviza la aceleración, sino que dispone del sistema Start/Stop que economiza un poco de combustible.
Respecto los frenos, notable su respuesta y consistencia durante nuestras pruebas. No hubo fatiga durante la evaluación pero sí en nuestro habitual recorrido de montaña, un tramo de poco más de 15 km, donde al final mostraba señales de cansancio. A descargo, la exigencia fue brutal, sobre todo en la consideración de la masa de este S6.
Valoración
Por un desfalco de 1.2 millones de pesos puede adquirir este magnífico sedán que incluye mucho equipamiento y prestigio pero le concede esa oportunidad de gozar un automóvil muy rápido, versátil en su dinamismo y suficientemente práctico para la familia. Cierto, las alternativas pueden ser un BMW 550i, un Jaguar XF SC o un Cadillac CTS-V. O tan próximas como la oferta de la propia casa, léase Audi S7.
Al final, el pago dependerá de su preferencia y capacidad, todo por gozar de un tres volúmenes discreto capaz de crear boquiabiertos entre aquellos que presumen su movilidad de manera más vistosa que efectiva.
Ficha técnica:
Datos Oficiales | ||
Motor | ||
Situación | Delantero longitudinal | |
Nº de cilindros | Ocho en V | |
Bloque / cabeza | Aluminio / aluminio | |
Distribución | DOHC, 32 válvulas, VVT | |
Alimentación | Inyección directa con dos turbocargadores | |
Cilindrada | 3,993 cc / 4.0 l | |
Diámetro x carrera | 84.5 x 89.0 mm | |
Compresión | 10.1:1 | |
Combustible | Gasolina, 92 oct | |
Potencia máxima | 420 HP entre | |
5,500 y 6,400 rpm | ||
Par máximo | 550 Nm (405 lb-pie) entre 1,400 y 5,200 rpm | |
Transmisión | ||
Caja | Manual robotizada, 7 vels. | |
Tracción | Integral permanente | |
Embrague | Bidisco en aceite | |
Relación diferencial | 4.09 :1 | |
Bastidor | ||
Susp. del. | Triángulos sobrepuestos | |
Susp. tras. | Multibrazo, 4 elem. | |
Elem. elástico | Resortes neumáticos | |
Estabilizadora del / tras. | Sí / sí | |
Frenos del. | Discos ventilados | |
Frenos tras. | Discos ventilados | |
Asistencias | ABS, ESC, TC | |
Dirección | Eléctrica, variable | |
Giros / ø volante | 2.8 / 36 cm | |
Diámetro de giro | 11.9 m | |
Neumáticos | 255/40 R19 100Y | |
RENDIMIENTOS | ||
Vel. máxima | 250 km/h | |
Acel. 0-100 km/h | 4.6 s | |
Consumo en ciudad | 7.4 km/l | |
Consumo en carretera | 13.3 km/l | |
Consumo combinado | 10.4 km/l | |
Emisiones de CO2 | 225 gr/km | |
Prueba de impacto | ||
Certificación | EuroNCAP | |
Protección adulto | 91% | |
Protección niño | 83% | |
Nuestras mediciones | ||
0-100 km/h | 5.25 s | |
0-120 km/h | 7.16 s | |
0-140 km/h | 9.38 s | |
0-160 km/h | 12.22 s | |
0-400 m | 13.43 s | |
0-1,000 m | 24.57 s | |
Rebases | ||
20-120 km/h | 7.30 s | |
50-120 km/h | 5.70 s | |
80-120 km/h | 3.64 s | |
Frenadas | ||
160-0 km/h | 99.5 m | |
140-0 km/h | 76.7 m | |
120-0 km/h | 55.9 m | |
100-0 km/h | 37.8 m | |
Consumos | km/h | km/l |
Ciudad | 27 | 6.7 |
Carretera | 109 | 12.2 |
Media (70, 30%) | 51 | 8.3 |
Autonomía media | 622 km |
Unidad probada
659,300 pesos
NOS GUSTA
NOS GUSTARíA
Intimidades
Quizá desaparecido para algunos autoconstructores, el nicho de los llamados GTIs -o hothatchs según los inclinados por la pronunciación anglosajona-, todavía cuenta con creyentes que apuestan a construirlos y venderlos como esa opción tentadora, seductora a ojos todavía devotos de aquellos compactos de dos volúmenes concebidos para el disfrute de la conducción ágil por encima de la simple movilidad personal.
Pese la crisis y racionalización del automóvil europeo o quizá por esa necesidad de soñar que surge en toda sociedad angustiada por la dureza económica de los últimos años, BMW oferta una opción muy interesante de cara a los pocos afortunados que pueden gastar su dinero en un ejemplar personal, egoísta, de elevado carácter prestacional.
Discreta figura
Apegado al concepto de menos es más, su M135i aquí evaluado no descolla con grandes apéndices aerodinámicos. Su fascia frontal sólo exhibe parrillas menores de corte deportivo, mientras la principal apenas luce cambios de distinción. Lo mismo ocurre en costados y trasera. Sólo los logos M y el doble escape insinúan una proposición radical sobre el convencional Serie 1.
Los más observadores notarán que las pinzas de frenos son azules, que envueltas en enormes rines de 18 pulgadas, prefiguran su talante deportivo.
Al interior, tampoco hay grandes señales, salvo las obligadas por la designación M: costuras y vestiduras singulares en asientos específicos -manuales, sin automatismos- y puertas, acentos M en volante, tablero, relojes y palanca; todo acompañado de un buen nivel de equipamiento e infotenimiento.
Corazón Sport
Pero no existe pedal de embrague y en lugar de una venerable transmisión de seis relaciones existe una pragmática caja automática de ocho escalones. Un sacrilegio para el purista pero razonable para los menos radicales. La nueva caja viene acompañada de cuatro programas accesibles al pulso de un botón: EcoPro, Comfort, Sport y Sport +. El primer modo procura el menor gasto de combustible y hace juego con un despliegue visual en azul debajo del tacómetro que nos indica qué tanto ahorramos. Lo notable es que si nos apegamos a estos límites logramos rendimientos de combustible muy buenos dada la naturaleza deportiva del seis en línea turbocargado.
El segundo modo es el más convencional, con cambios suaves y tendencias naturales de toda transmisión automática. La cosa se pone interesante en el modo Sport, donde la gestión electrónica ya coordina motor, caja, suspensión y dirección, de tal suerte que propician una experiencia divertida, cómoda, más segura que aventurada, ideal para aquellos que gustan de rodar rápido pero sin las exigencias de una conducción deportiva.
Por lo tanto, el modo Sport + (eleva los parámetros del cará deportivo), resulta el más deseado por los puristas o amantes de la velocidad, pese la ausencia de embrague y la imposibilidad de realizar un punta-tacón a la vieja usanza. En su lugar, existen sendas manetas tras el volante que conectan la relación deseada al primer pulso o si prefiere, puede accionar el pomo de la palanca en su respectiva canaleta de Manual.
A ello se suma que el control de estabilidad y tracción limitan su intromisión al punto de concedernos cierta libertad para jugar con el exceso de potencia en el segundo eje, traducido en leves pero apreciables deslizamientos de cola que desatan esa adrenalina cuando superamos el límite adherente de los neumáticos traseros.
Gracias a este esmero en el órgano dosificador de energía vulgo caja, la potencia del contundente 3.0 litros turbocargado siempre aflora a nuestro más mínimo requerimiento. Su empuje arranca desde las 2,500 rpm, se conserva hasta el corte de inyección -7,250 rpm-, en la zona roja del tacómetro. Claro, siempre que usemos el modo Manual de la caja porque de otra manera cambia a las 7,000 vueltas.
Todo este pulimento de ingeniería interna trabaja de manera precisa con suspensión y dirección, combinación mejor apreciada cuando circulamos por nuestras amadas u odiadas carreteras de montaña.
Para ese placer de entusiasta, conviene dejar a la caja en el modo Sport + y no soltar las manos del volante, que ubicadas en la posición 9 y 3 facilitan el trabajo sobre las manetas. Acto seguido, basta concentrarse en lo que se avecina: un viaje delicioso por el rápido enlace de curvas y cambios de velocidad precisos, instantáneos. El M135i obedece todo tal cual se lo dictamos y nos retroalimenta de manera exacta y tersa, salvo los asfaltos muy dañados en virtud de una amortiguación dura pero de excelente filtrado.
No hay sobresaltos ni vacíos de información. Todo fluye de una manera catártica que incluso la respiración en vez de ser apurada, se percibe profunda, como si estuviéramos en pleno trance espiritual. La magia de BMW nos deja palpar nuestro nirvana personal: la conducción veloz, inmediata, demandante, envolvente, viva. Mucha adrenalina, quizá no tan pura, pero muy satisfactoria, plena.
Durante nuestras pruebas nos sorprendió este M135i, que si bien no cuenta con modo de arranque (Launch Control), sí permite un ligero patinamiento de las ruedas de tracción si practicamos la precarga del convertidor (stall en 2,500 rpm). Muy divertido y responsable de los buenos tiempos de aceleración. Además, el sistema de frenos observa un pulimento que permite una detención muy equilibrada, sin cabeceos del eje delantero o nervios del trasero. Casi perfecto, aunque los frenos sufrieron un poco al final de nuestras pruebas por su carácter regenerativo.
Opción versátil
Sólo su elevado precio, unos 660 mil pesos aproximadamente, lo colocan en una esfera superior al de los GTI de estos días. Incluso lo acercan al rubro de los deportivos élite de acceso como Porsche Boxster u otros coupés destacados como el Ford Mustang o Chevrolet Camaro en sus vertientes V8.
Sin embargo, el refinamiento de su chasis, la facilidad de conducción veloz y la practicidad inherente de su carrocería hatchback lo vuelven una posibilidad egoísta muy atractiva, con tintes nostálgicos para aquellos que siempre han soñado con un GTI desde su adolescencia. El M135i es su oportunidad.
Ficha técnica:
Datos Oficiales | |
Rango de precio | De 380,500 a 659,300 pesos |
Motor | |
Situación | Delantero longitudinal |
Nº de cilindros | Seis en línea |
Bloque / cabeza | Aluminio / aluminio |
Distribución | DOHC, 24 válvulas, |
Valvetronic, BiVanos | |
Alimentación | Inyección directa con |
turbocargador de doble etapa | |
Cilindrada | 2,979 cc / 3.0 l |
Diámetro x carrera | 89.6 x 84.0 mm |
Compresión | 10.2:1 |
Combustible | Gasolina, 92 oct |
Potencia máxima | 320 HP a 5,800 rpm |
Par máximo | 450 Nm (331 lb-pie) entre 1,300 y 4,500 rpm |
Transmisión | |
Caja | Automática, 8 velocidades |
Tracción | Trasera |
Embrague | Convertidor de par |
Relación diferencial | 3.077 :1 |
Bastidor | |
Susp. del. | MacPherson c/triángulo inf. |
Susp. tras. | Multibrazo, 5 elem. |
Elemento elástico | Resortes helicoidales |
Estabilizadora del / tras. | Sí / sí |
Frenos del. | Discos ventilados, 338 mm |
Frenos tras. | Discos ventilados, 324 mm |
Asistencias | ABS, DSC, TC |
Dirección | Eléctrica, variable |
Giros/ø volante | 2.0/36 cm |
Diámetro de giro | 10.9 m |
Neumáticos | 225/45 R18 88Y delante; |
245/35 R18 88Y atrás | |
RENDIMIENTOS | |
Vel. máxima | 250 km/h |
Acel. 0-100 km/h | 4.9 s |
Consumo en ciudad | 9.7 km/l |
Consumo en carretera | 17.2 km/l |
Consumo medio | 13.3 km/l |
Emisiones de CO2 | 175 gr/km |
Carrocería | |
Peso/báscula | 1,440/1,450 kg |
Largo x Ancho x Alto | 434 x 176 x 141 cm |
Distancia entre ejes / vias | 269/151-153 cm |
Cajuela | 360 l |
Nuestras Mediciones | |
Aceleración/rebases | |
Acel. 0-100 km/h | 6.62 s |
Acel. 0-400 m | 14.75 s |
Acel. 0-1,000 m | 26.76 s |
20-120 km/h | 7.15 s |
50-120 km/h | 5.61 s |
80-120 km/h | 3.89 s |
Velocidad máxima | 260 km/h |
Frenadas | |
140-0 km/h | 80.6 m |
120-0 km/h | 59.0 m |
100-0 km/h | 39.5 m |
CONSUMOs | |
Ciudad km/l | 7.90 |
Carretera km/l | 14.5 |
Media (70, 30%) | 9.8 |
Dinamómetro | |
Potencia | 325.7 HP a 6,880 rpm |
Par | 485 Nm (357 lb-pie) a 4,300 rpm |
Relación peso/potencia | 4.45 kg/HP |
En los números anteriores pudimos conocer ya al futuro "súper Porsche", en la forma del 918. Ahora toca turno al Coupé, que bien pudiera tener dos tareas en la línea de tiempo de la marca. Sería un modelo que, de entrada, se posicionaría entre el actual Cayman y el 911, para eventualmente reemplazar al primero y dar a su vez cabida a futuro Small Roadster como el nuevo escalón de entrada a la gama Porsche. El venidero Coupé tendrá, como es de esperarse, motor ubicado en posición central-trasera, con tracción al eje posterior y un rango de propulsores turbo de cuatro cilindros así como B6 atmosféricos. El rango de potencias será de 270 a 350 caballos, con la opción de transmisión manual de seis velocidades o automática PDK de siete.
La casa americana Chrysler ha anunciado el día de hoy un cambio radical en su personal comenzando con el nombramiento de Ralph Gilles como Presidente y CEO de la división Street and Racing Technology para controlar la calidad y procesos de fabricación de dicho departamento; sin dejar a un lado su papel como diseñador.
A lo largo de la historia la división SRT de Chrysler siempre ha sido percibida como un departamento adicional enfocado a satisfacer a aquellos compradores entusiastas que gustan de la deportividad, sin embargo a partir de este año Chrysler ha decidido cambiar la percepción de la filial y transformara en una marca propia.
Finalmente, Chrysler también confirma que a partir de ahora la nueva marca SRT también se hará cargo de todo lo que tenga que ver con el departamento de carreras deportivas.
Lo anterior no significa que la nueva marca venga a desbancar a Dodge, Jeep o Chrysler, simplemente representa un esfuerzo para unir todo el trabajo bajo una misma dirección.
Siguiendo con los cambios de personal, Chrysler también nombró a Fred Díaz como Presidente y CEO de Chrysler México; y a Reid Bigland como Presidente y CEO de la firma Dodge en Estados Unidos además de seguir a cargo de la dirección de Chrysler Canadá.
Por su parte y para finalizar con los cambios (por lo menos hasta este momento), David Buckingham se encargará de el recién creado departamento de Operaciones de Chrysler Canadá, mientras que Joe ChamaSrour tendrá la responsabilidad de reportarle a Mike Manly como parte del equipo de Operaciones Internacionales.
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