Audi Quattro: homenaje a un grande

Publicado el 29/07/2010 07:15

Este piloto alemán le dio muchos días de gloria a Audi con un auto que revolucionó su segmento y el mundillo de los rallies. Para el 30 aniversario, Audi puso a su disposición el auto con el que ganó su rally favorito en 1984 y sobre los tramos de la mítica Col de Turini, Röhrl se reencontró con un perfectamente conservado Audi Quattro A2 y nos platicó al respecto.

Tras manejar de nuevo el Audi Quattro, ¿cómo se ven las cosas con la perspectiva del tiempo?

Lo más interesante es sentir que aún sigue siendo un verdadero auto de carreras, incluso con una tecnología completamente diferente a la actual. Es mucho más difícil manejar este Audi Quattro que un WRC de hoy en día. Para empezar, tiene un reparto de par fijo al 50% entre ambos ejes, no posee freno de mano, la respuesta del motor tiene mucho retraso. Pero todo constituye una motivación especial para mí y me encanta ver que aún soy capaz de pilotarlo.

 

¿Recuerdas la primera vez que Audi intentó ficharte para el equipo de Rallies?

Sí, fue en 1980. En ese momento les dije que yo no creía en que la tracción total fuera a funcionar bien y acepté la oferta de Mercedes. Conduje coches de Mercedes, Porsche, Opel y Lancia antes de ver que el futuro era Audi y de que ningún otro coche sin tracción a las cuatro ruedas tendría porvenir en los rallies. Firmé con ellos en 1984 y recuerdo que al principio el ambiente hacia mí no era del todo bueno, ya que últimamente yo les había arruinado sus opciones en el campeonato y había quien no me tragaba. Pero después del Rally de Monte Carlo las cosas cambiaron rápidamente y en Audi se dieron cuenta de que tenían un piloto rápido, cuidadoso con la mecánica, sociable, cercano y educado.

¿Qué te hizo aceptar su oferta?

Dos cosas: la tracción Quattro y Stig Blomqvist. Era el único piloto con el que no me había medido a coches iguales. Con los demás sí lo había hecho y esa es la única forma de saber si eres mejor que otro piloto. Y yo quería saber si ese tal Mister Blomqvist era realmente más rápido que yo (risas).

 

 

¿Cómo fue tu contacto con el Audi Quattro?

Un verdadero desastre. Hice de Auto Cero en un rally alemán, sin casco y sin ser cronometrado. El primer día lo pasé practicando la técnica de frenar con el pie izquierdo, algo que yo nunca había hecho. Y me dije: se tiene que poder conducir sin hacer esto. El segundo día decidí pilotar sin frenar con el pie izquierdo. Llegó el primer tramo del día, en medio de un bosque y con hielo. Al llegar a la primera curva frené, giré y ¡nada! Por más que intentara conducir como yo acostumbraba, el coche no entraba en las curvas. Necesité seis semanas para darme cuenta de cómo funcionaba y me resultó muy difícil averiguarlo. Por suerte, apenas dos días antes del Rally de Monte Carlo, lo hice.

¿Hizo este sistema que cambiara tu estilo?

Por supuesto. Al principio siempre intentaba regular la presión del pie izquierdo sobre el pedal del freno. Vi que lo correcto era aplicar una presión constante sobre el freno y conducir el coche a base de acelerador, y no con el pedal a fondo, como al principio, lo que llevaba a una desesperada pelea con el coche y era un verdadero desastre.

 

De tu primer Audi de rallies hasta el S1, ¿Cómo fue la evolución de la tecnología Quattro?

Fue un salto muy grande. El coche en el que nos hemos movido hoy, el A2, llevaba el sistema más primitivo. Luego vimos que debíamos dar con una solución que nos permitiera separar la entrega de par entre los dos trenes para montar un freno de mano. El coche entraba mucho mejor y tenía mucha mayor capacidad de giro con un diferencial central. Entre el primer coche y el último, el S1, la diferencia era abismal. El problema de los Audi fue siempre el reparto de masas, por la ubicación delantera del motor. Las curvas lentas eran el punto débil, aunque en tramos rápidos nuestros coches eran los mejores. Trabajamos mucho para desplazar masas hacia atrás. Recuerdo que el S1 con el que ganamos en San Remo 1985 era un gran coche.

¿Qué era lo que más te gustaba de esos coches?

Su capacidad de tracción. Yo venía de correr con dos ruedas motrices y me pasaba la vida buscando la mejor manera de avanzar, de que el coche tuviera tracción, de que derrapara lo justo. Odiaba ir de costado y mi obsesión era saber en cada curva cuánta potencia podía aplicar sin que el coche perdiera tracción. Con el Audi Quattro todo eso era facilísimo.

 

 

El S1 debió ser algo muy especial de manejar...

Era un coche increíble. Acelerar era como apretar el gatillo de una pistola y había que pelear para que el coche apuntara en la dirección correcta. Hablamos de un coche de hace veinticinco años que aceleraba de 0 a 100 km/h en 2.8 segundos, que alcanzaba los 200 km/h en poco más de 11.5 segundos; era como ir montado en una bala y todo alrededor pasaba tan rápido que tu mente apenas tenía tiempo de procesarlo todo o por lo menos lo más importante.

¿Fue también letal en pista el factor Quattro?

Sin duda. En seco aportaba una gran ventaja en las frenadas, pues los ABS estaban prohibidos y con un Audi podías iniciar el giro aún frenando sin que las ruedas llegaran a bloquearse. Tan pronto como la pista se mojaba la capacidad de tracción marcaba la diferencia al salir de los virajes más lentos y pilotar al límite era mucho más fácil.

De los Audi con tracción quattro que corriste, ¿Cuál fue el más especial para ti?

Entre los de rallies, el Audi Quattro Pikes Peak fue lo máximo, un coche muy eficaz, que superaba ampliamente los 600 caballos. De los de pista, el Audi 200 TransAm de 1988, era muy fácil de llevar y siempre podías atacar a fondo.

 

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